“No solo aguantamos borrachos y al dueño prepotente, también obstruyen las salidas de nuestros hogares”, así denunciaron vecinos de la colonia Santa Julia de Pachuca y agregaron que las autoridades municipales hacen caso omiso a un añejo problema ocasionado por un bar ubicado en la avenida El Palmar.
“El Charco” es un bar ubicado en la colonia Santa Julia de la capital hidalguense, a unos cuantos pasos de las instalaciones de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) que, a decir de los habitantes cercanos al lugar, representa un cúmulo de problemas desde hace cinco años.
De acuerdo con el testimonio de una mujer afectada, no solo han tenido conflictos con las personas alcoholizadas que salen del lugar y con el dueño del establecimiento, al que catalogaron como prepotente, sino también con sus vehículos que no permiten salir ni entrar a sus hogares.
“Los clientes del bar estacionan sus vehículos en las entradas de las casas haciendo imposible entrar o salir, aun cuando hay letreros de “no estacionarse” no los respetan, se les pide que muevan sus autos para entrar a las casas y se ponen agresivos”, externó la mujer inconforme.
Aunado a lo anterior, los vecinos han denunciado en repetidas ocasiones a la Policía Municipal los problemas antes mencionados. Sin embargo, los uniformados nunca acuden al llamado o tardan más de tres horas en atender la petición.
“Hay veces en las que tienen a niños dentro del bar y se reporta a los números de emergencia, pero nunca llegan”, finalizó la mujer.
“EL INFIEL”
En diciembre pasado, pese a las quejas interpuestas ante la alcaldía de Pachuca, vecinos de la colonia Plutarco Elías Calles aseguraban que continuaban los problemas por el funcionamiento del bar “El Infiel”, un foco de inseguridad.
Lo anterior, ante las constantes riñas que protagonizaban parroquianos, además de no contar con ninguna medida de bioseguridad en el marco de la pandemia de COVID, presente en Hidalgo desde marzo de 2020, señalaron.
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“MESTIZO”
Anteriormente, en septiembre de ese año, pese a su aspecto oscuro y abandonado, todas las noches de fin de semana en el bar “Mestizo” la música no paraba de sonar hasta el amanecer, señal de su funcionamiento clandestino.
Ubicado en el Río de las Avenidas, casi esquina con el bulevar Rojo Gómez, tiene el aspecto de un lugar abandonado por la poca luz que lo rodea. En la entrada se observa un letrero de “se renta” y la puerta está marcada con grafitis.
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