Los choques económicos que ha sufrido últimamente el País han tenido efectos diversos entre los estados. Por ejemplo, las cifras de la inflación a nivel nacional no representan necesariamente lo que en cada región ocurre. Hay entidades, como Oaxaca y Chiapas, donde el incremento de los precios puede ser significativamente mayor que en el resto de la República, porque sus cadenas de distribución, debido a la complejidad logística, son menos eficientes que en el resto del País. Así, la consecuente diferencia en la inflación, comparada con estados más competitivos en la distribución de mercancías, como por ejemplo Querétaro, puede llegar a ser en estos momentos del orden de 3%. De tal forma que una inflación anual de 6.5% en un estado puede ser al mismo tiempo de 9.5% en otro, una diferencia muy sustantiva.
Pero las crisis pueden revelar problemas estructurales aún más complejos. Comentábamos aquí la semana pasada acerca de la poca creación de empleos que se ha dado, tras la pandemia, en algunas entidades. A las entonces citadas hay que agregar la Ciudad de México, el caso ciertamente más preocupante. Dos años y cuatro meses después del inicio de la pandemia, la ciudad todavía tiene un déficit de puestos en el sector formal, comparado con los que tenía en febrero de 2020, del orden de 110 mil trabajadores.
La cifra anterior se refiere a personas que entraron al IMSS en algún momento antes de la pandemia y que tras la crisis dejaron de estarlo. Ahora bien, la precarización laboral en México es tan alta, especialmente en los últimos años, que puede uno preguntarse si esas personas lograron al menos incorporarse al sector informal. Eso es difícil de saberlo para cada caso. Lo que sí puede establecerse, empleando la última Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, es la tasa de ocupación laboral en la ciudad capital comparada con la de otras ciudades.
Dicha encuesta estima las características ocupacionales de la población de 15 años y más que busca o tiene empleo, formal o informal. En el primer trimestre de este año las tasas de desocupación son bajas en algunas regiones. Como quizás usted ya lo adivinó, las ciudades fronterizas son las que tuvieron un mejor desempeño: en Ciudad Juárez, Tijuana y Reynosa la tasa de desocupación es apenas del orden del 1.8%. Este porcentaje es notablemente bajo inclusive para estándares internacionales.
En su conjunto, la tasa promedio de desocupación en las ciudades encuestadas fue del orden del 4.5%. Las tres peores tasas correspondieron a Tampico (5.4%), Villahermosa (5.9%) y, quizás ya lo volvió a imaginar, la Ciudad de México. Ésta con una tasa del 6.2%.
A principios de los setenta, el éxito económico de la capital era tan grande que llegó a aportar el 38% de toda la producción nacional. De manera natural esta aportación comenzó a reducirse desde entonces en beneficio de otras regiones. Pero este año su situación ya es preocupante: su aportación a la producción nacional no llegará ni siquiera al 15%.
La Jefa de Gobierno debe escuchar con atención las propuestas en materia económica y social que han hecho los especialistas, los empresarios y los creadores. Si no hay un golpe de timón, una de las ciudades más esplendorosas del mundo seguirá cuesta abajo en su rodada.