Las cuestiones esotéricas y místicas no son exclusivas de solo un sector de la población, pareciera que se encuentran inmersas entre nosotros, incluso las frecuentan nuestros gobernantes sin que esto sea un sincretismo. Analicemos la visa de Plutarco Elías Calles y como se acercó al espiritismo buscando respuestas que solo el más allá podría facilitarle.

En los últimos años de su vida Plutarco Elías Calles se encontraba nada más que derrotado, no solo en el ámbito político, también en el moral, toda la concepción de su mundo se había derrumbado cuando su omnímodo poder se fue a pique, a su regreso del exilio que le fue impuesto su único consuelo fue buscar la reivindicación espiritual, al igual que Madero en sus años de perfeccionamiento antes de entrar en su apostolado, el espiritismo fue el refugio en el que bien podía encontrar las respuestas y el consuelo tras su derrota, el hombre que muchas veces se le tacho de apostata y de ser la manifestación física del anti cristo en México declaraba abiertamente antes de morir que creía en un “Ser Supremo”.

A partir de 1941 hasta su muerte en 1945 Calles acudió religiosamente una vez por semana, al Circulo de investigación metapsíquica de México, a esas reuniones asistían también personajes de la talla de Luis N. Morones, Juan Andrew Almazán y Miguel Alemán Valdez, en los archivos de la institución se encuentran testimonios de las sesiones donde los espíritus transmiten mensajes de paz, flores, perfumes, poemas y señales de toda índole.

Calles murió un 19 de octubre de 1945, a los pocos días su hijo Rodolfo afirmaba haber recibido mensajes directos del espíritu de su padre, que en ese momento le confirmaba no solo la existencia de la vida después de la muerte, si no su viaje por los diferentes planos espirituales en los que platicaba con almas de viejos conocidos como Venustiano Carranza y Álvaro Obregón.

ACLARACIÓN       
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo

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