Seis meses han pasado desde que Rusia entró a tierras ucranianas y desde entonces casi mil niños han muerto o resultado heridos.
Con cifras actualizadas cada día, organizaciones de ayuda humanitaria se esmeran en recordar que, por encima de todo interés político, es necesario devolver la paz a la población infantil de Ucrania.
Y es que, en promedio, cada día que pasa de la guerra de Rusia contra Ucrania, fallecen cinco menores. Según la oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, 972 niños han sido víctimas del enfrentamiento bélico; de esa cifra 352 fallecieron y 610 resultaron heridos.
Y estas son solo las cifras que la ONU ha podido verificar. Creemos que el número real es mucho mayor”, ha advertido la directora de UNICEF, Catherine Russell.
Al menos el 16% de los niños muertos tenían menos de cinco años, lo que da cuenta de que la población civil está sufriendo en primera línea los estragos del conflicto.
La mayoría de las bajas infantiles se deben, de hecho, al uso de armas explosivas que “no discriminan entre civiles y combatientes, especialmente cuando se usan en áreas pobladas como ha sido el caso en Ucrania”, señaló Russell en un comunicado.
Járkov es uno de estos frentes de batalla urbanos y de esta ciudad, situada en el este de Ucrania, huyeron Dana, de 29 años, y su hija Antonina, de dos. Dana explica a Save the Children que, antes de escapar, se refugiaron en un sótano.
Cuando su hija le pregunta “qué explotó”, la madre opta por disfrazar los bombardeos como truenos.
Con una niña de sólo dos años y medio, no puedo explicarle qué es una guerra y que están muriendo niños. Es demasiado pequeña”, alega.
Esta estrategia no sirve para niños mayores, como sus sobrinos. Uno de ellos, de nueve años, pregunta si se morirá él también, mientras que otra, de cinco, se plantea cómo será su futuro: “Cuando sea mayor, ¿seguiré corriendo hacia el pasillo cuando haya una sirena?”.
La ONU estima que 3.1 millones de niños viven como refugiados, mientras que otros 3 millones han huido de sus hogares pero permanecen dentro de Ucrania, como desplazados internos.
El desplazamiento es el patrón común de muchas de las historias que ha dejado esta guerra.
Rasha, por ejemplo, cuenta a UNICEF que ya huyó de la guerra en Siria cuando tenía siete años y ahora la tragedia se repite.
“Nunca imaginé que volvería a suceder”, afirma.
También Vira y sus hijos se vieron obligados a huir. En su caso, aguantaron todo lo que pudieron en un sótano de Zaporiyia y ahora viven como desplazados en Leópolis, con graves dificultades para adquirir los productos más básicos debido a la subida generalizada de los precios.
La añoranza de la vida antes de la guerra de Rusia contra Ucrania
“Una vez más, como en todas las guerras, las decisiones imprudentes de los adultos están poniendo a los niños en un riesgo extremo”, lamentó la máxima responsable de UNICEF, y llamó a tener en cuenta no sólo “el horror de los niños asesinados o heridos físicamente en los ataques”, sino también otro tipo de efectos.
Casi todos los niños en Ucrania han estado expuestos a eventos profundamente angustiosos, y aquellos que huyen de la violencia corren un riesgo significativo de separación familiar, violencia, abuso, explotación sexual y trata”, ha añadido.
La directora de Save the Children en Ucrania, Sonia Khush, también coincidió en que, “aunque los niños de Ucrania no tienen nada que ver con las causas de la guerra, son los más afectados por ella”, hasta el punto de que “están creciendo con el sonido de las bombas y los bombardeos, y con la imagen de sus casas destruidas, sus escuelas dañadas y sus amigos y familiares muertos o heridos”.
La próxima semana comienza el curso escolar, un momento clave que pondrá de nuevo de manifiesto hasta qué punto el sistema educativo ha sido también “devastado”, en palabras de Russell.
UNICEF calcula que una décima parte de los centros educativos han sufrido daños, a lo que se suma el complicado horizonte de los menores desplazados.
Tanto UNICEF como Save the Children coinciden en la necesidad de un alto el fuego. La agencia de la ONU ha enfatizado a través de su directora que “los niños de Ucrania necesitan urgentemente seguridad, estabilidad, acceso a un aprendizaje seguro, servicios de protección infantil y apoyo psicosocial.
Por su parte, Khus ha apuntado que “los niños y niñas necesitan algo más que ayuda humanitaria, necesitan esperanza: “Esperanza de que esta guerra termine; esperanza de que puedan volver a casa; y esperanza de un futuro”.
Acusan por asesinato a una espía ucraniana
El Servicio Federal de Seguridad (FSB) ruso ha acusado oficialmente este lunes a los servicios de seguridad ucranios del asesinato este sábado en Moscú de Daria Dugina, hija del ideólogo ultranacionalista Alexander Dugin, cuyas ideas han sido adoptadas por el Kremlin.
Los servicios de seguridad rusos señalan concretamente a una ciudadana ucrania, Natalia Vovk, que, después del crimen, “salió del país en dirección a Estonia”, a través de la región de Pskov, que dista más de 750 kilómetros del lugar del atentado.
“El crimen fue preparado y ejecutado por los servicios especiales ucranianos”, señala el FSB en un comunicado. Según la nota, el atentado fue llevado a cabo por una ciudadana ucraniana, identificada como Natalia Vovk, de 43 años.
El FSB (antiguo KGB) afirma que Vovk llegó a Rusia el 23 de julio junto con su hija de 12 años, Sofia, y alquiló un apartamento en el mismo edificio de viviendas, donde residía Dugina. Después de cometer el crimen, la autora material del mismo “salió a Estonia a través de la región de Pskov”, prosigue la nota.
De acuerdo con los servicios de seguridad rusos, Vovk llegó al país en un coche con la matrícula de la autoproclamada república popular de Donetsk, se movió por Moscú con matrícula kazaja y salió de Rusia usando una matrícula ucraniana.
En un telegrama de condolencias a Dugin, el presidente ruso Vladímir Putin ha calificado el ataque como “un crimen vil y cruel”.
Kiev niega toda responsabilidad en el atentado.
Previamente, un ex diputado ruso había acusado del ataque a un grupo de partisanos rusos.
Fallecen nueve mil soldados
La invasión rusa de Ucrania, que esta semana cumple medio año, ha matado ya a unos nueve mil soldados ucranianos, declaró un general, y los combates de ayer no mostraron indicios de que la guerra esté amainando.
En un acto con veteranos de guerra, el general ucraniano Valerii Zaluzhnyi dijo que hay que cuidar a los hijos de los ucranianos porque “sus padres fueron al frente y, tal vez, sean uno de esos casi nueve mil héroes que murieron”.
En Nikopol, al otro lado del río que la separa de la principal planta de energía nuclear de Ucrania, las tropas rusas cañonearon ayer la zona, hiriendo a cuatro personas, informó un funcionario.
La ciudad a orillas del río Dniéper ha sufrido golpes implacables desde el 12 de julio que han dañado unos 850 inmuebles y han hecho huir a aproximadamente la mitad de su población de 100 mil habitantes.
La ONU dice que 5 mil 587 civiles han muerto y que 7 mil 890 han resultado heridos desde que comenzó la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero, aunque la cifra probablemente sea conservadora.
Nikopol, a unos 10 kilómetros (seis millas) río abajo de la planta nuclear de Zaporiyia, fue atacada tres veces durante la noche con cohetes y proyectiles de mortero.
Los proyectiles cayeron sobre casas, un jardín de infantes, una estación de autobuses y tiendas, informó el gobernador Valentyn Reznichenko. La prensa ucraniana reportó que hubo cuatro personas heridas.
El ataque ruso ocurrió a pesar de que el presidente estadounidense, Joe Biden, y sus colegas enfatizaron el domingo la necesidad de que Rusia evite operaciones militares en la región para prevenir la posibilidad de un accidente nuclear.
(Con información de Europa Press y AP)
HEP
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