La carabina de este señor, Ambrosio, es famosa, pero por ser inútil. O sea, la fama es lo de menos cuando de lo que se trata es de ser eficaz al accionar. Imaginemos a su dueño, el tal Ambrosio, diciendo: no importa que no sirva mi carabina, ahora en lugar de cazar liebres ¡voy a cazar OSOS! Quienes esta fanfarronada escucharan soltarían la carcajada fuerte, pues si no puede Ambrosio con las piezas chicas menos podrá con las grandes.

Entonces, el capítulo de la telenovela “Medicinas para todos” acabó ya cuando el propio Gobierno, la misma 4T, en su informe anual RECONOCIÓ finalmente que FRACASÓ de forma rotunda en el reparto de medicinas vía su invento llamado “Birmex” (Laboratorios Biológicos y Reactivos de México) que no pudo, no puede y no podrá surtir medicinas al sector salud dada la “complejidad” de crear un sistema de distribución para todo México.

¿Y cómo no pensaron en esto antes de desmantelar el sistema que YA EXISTÍA y que funcionaba adecuadamente? Para colmo no sólo faltan medicinas en México, sino que las pocas que puede conseguir y surtir BIRMEX salen un 20 por ciento más caras que antes.

Desmantelaron un sistema que FUNCIONABA, con deficiencias si ustedes gustan, pero funcionaba adecuadamente, para intentar arrancar un sistema nuevo que lo reemplazara subestimando todo: dimensión, complejidad, logística, adquisición, administración: TODO.

En el cuarto año los “genios” levantan las manos diciendo: “¡No podemos!”. Tan maletas han resultado estos “genios” que hasta el mismo IMSS se vio obligado a vetarlos en la nueva ronda de compras de medicinas al reconocer que carece de la capacidad de surtirles.

¿Y qué sucede entonces y que no fue lo esperado, o sea, colgar la cabeza de vergüenza? Que visto el “éxito” obtenido, fracasando por completo en el reparto de medicinas, el Presidente dobla su apuesta perdedora y ahora amenaza con reinventar el ISSSTE, quesque porque les dejaron mucha corrupción, lo privatizaron y que él lo va a estatizar de nuevo, advirtiendo que “seguirá echando la culpa a los Gobiernos anteriores”.

O sea, a los que SÍ distribuían y surtían todas las medicinas requeridas, a los que, reconociendo que el ISSSTE no podía atender adecuadamente a sus derechohabientes, SUBCONTRATARON servicios con hospitales y clínicas privadas de MEJOR CALIDAD que SÍ PODÍAN atender a sus gentes como Dios manda.

Se desprende del sermón presidencial del lunes que el Presidente no se interesa en proporcionarle una BUENA ATENCIÓN médica a los trabajadores del Estado. No, lo que le interesa es que la atención que reciban NO SEA PRIVADA, aunque sea mala o pésima, que los atienda el Estado. El mismo Estado que NO PUEDE con Birmex extiende sus éxitos y capacidades a los trabajadores sindicalizados del Estado. ¡Qué gran logro!

Seguro que los sindicalizados van a estar FELICES de que los regresen al IMSS, o a las inútiles clínicas del ISSSTE. Privatizar el sistema de salud al que tienen derecho los trabajadores del Estado fue la mejor solución que anteriores Gobiernos encontraron para mejorar el SERVICIO que les presta el ISSSTE.

Respondió esta medida a una realidad inescapable e incuestionable: SALE MÁS BARATO para el Gobierno -y mejor para los sindicalizados- firmar convenios con hospitales privados, eficientes y bien organizados para otorgar un gran servicio médico a los derechohabientes. mil veces mejor que el IMSS o el ISSSTE. Cuesta menos y reciben los sindicalizados un mejor servicio médico: ¡ésta es la realidad!

Los que no pueden ni distribuir bien las medicinas TAMPOCO PODRÁN darles a los trabajadores del Estado un mejor servicio médico que el que YA reciben mediante la SUBROGACIÓN de servicios que ha pactado el ISSSTE con hospitales privados.

Cuando el presidente López tuvo su INFARTO, ¿a dónde fue? ¿A poco fue al IMSS o al ISSSTE? ¡No, fue a un hospital privado! Si ÉL acude al servicio médico privado lo hace porque sabe que es el mejor, ¿por qué entonces pretende obligar a los trabajadores al servicio del Estado a que se atiendan con deficiencias en el sector público, que en México es un desastre?

Y esto no por culpa de anteriores Gobiernos, sino por culpa del propio GOBIERNO de López que desmanteló el Seguro Popular, que destruyó un sistema de distribución de medicinas que funcionaba y lo sustituyó por uno que NO SIRVE.

Nos parece inexplicable que diciéndose el paladín del pueblo PRETENDA AHORA QUITARLES una PRESTACIÓN valiosa e importante a los trabajadores del Estado que es la de ser ATENDIDOS en hospitales privados muy BUENOS. Todo por sus ideologías antediluvianas en las que el sector privado “es malo”, pero el “sector público” resulta requetebueno. Siendo, como ustedes bien saben, amigos lectores, que este cuento es exactamente ¡AL REVÉS!

 

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