Mary Morales vivió muchos años en una casa que rentaba en la calle Manuel Rojo del Río, en el centro de Tula, hasta que fue echada por su casero luego de la inundación del 7 de septiembre de 2021.
Dicho acto tenía una intención, aseveró: quedarse con los apoyos económicos y la entrega de muebles que otorgó el gobierno federal.
LA SACAN DESPUÉS DE LA INUNDACIÓN
Doña Mary, como la conocían desde hace muchos años sus vecinos, narró que días después de ocurrida la inundación llegó el dueño de la vivienda que luego de ingresar a esta, la acusó de haberla ensuciado.
“Le dije que no era mi culpa todo el lodo y suciedad que había entrado con las aguas negras que se desbordaron con las lluvias, y al contrario, perdí mis cosas, mis muebles, todo lo que había juntado con varios años de trabajo y esfuerzo”.
Por ello, señaló que la acusación era un pretexto para sacarla de la vivienda, pues mencionó que se apuntó en el censo de damnificados que realizó el gobierno federal para entregar apoyos por 10 mil pesos, así como algunos enseres y muebles como estufas, refrigeradores y camas.
RECLAMÓ PARA QUE LE ENTREGARAN LO QUE GESTIONÓ
Días después, mientras doña Mary vivía con unos familiares que le apoyaron, se enteró por algunos de sus conocidos que su vivienda ya era ocupada por familiares de su excasero.
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Sus mismos conocidos le narraron que los nuevos ocupantes de la vivienda se hicieron pasar por damnificados, pues aprovecharon el registro que ella había realizado ante autoridades federales para recibir el apoyo, enseres y un refrigerador que ella había gestionado.
Molesta, buscó y encaró a su exarrendador, a quien le reclamó el abuso y logró que le entregara los apoyos que ella había gestionado y que debía recibir como afectada por la inundación.
AFIRMAN QUE HUBO OTROS CASOS
Posteriormente, tras platicar con otras personas que también fueron echadas de sus viviendas y que también perdieron sus pertenencias, doña Mary se enteró que su caso no era único, pues varios caseros usaron la misma táctica para quedarse con los apoyos.
“Hay muchísimos muebles que se fueron a casas de empeño o que anduvieron ofreciendo por internet. Esas cosas eran para personas que de veras lo necesitaban, pero algunos caseros se las quedaron engañando a los funcionarios del gobierno federal”.
Ella considera haber tenido suerte, la que no tuvieron muchas personas cuya identidad fue usurpada.
Doña Mary, que ahora vive en la colonia Barrio Alto, trata de recuperar su vida, su cotidianidad, luego de la inundación.
“Desde hace un año estoy volviendo a empezar, poco a poco, haciéndome de cosas nuevas, y para eso sigo trabajando, para que la vida siga”, comentó.
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