Guanajuato.- Guanajuato se ubica en el séptimo lugar a nivel nacional en fallecimientos por suicidios, con una tasa de 7.9 por cada 100 mil habitantes, según datos publicados por el INEGI

Lo superan Chihuahua (14.0), Aguascalientes (11.1), Yucatán (10.2), Sonora (8.8), Coahuila (8.6) y San Luis Potosí (8.4). 

Los estados que presentaron las tasas más bajas son Guerrero con 2.0, Veracruz con 3.3 e Hidalgo con 3.7. 

En los últimos dos años ocho meses, 23 mil 741 personas fueron diagnosticadas con riesgo suicida en unidades de la Secretaría de Salud de Guanajuato, informó Daniel Cortez Rayas, jefe del Departamento de Atención Clínica en Salud Mental.

El especialista detalló que en lo que va de 2022 se ha diagnosticado a seis mil 774 pacientes  y han recibido atención, mientras que en 2021 fueron 10 mil 138 y un año antes seis mil 829.

“Se atiende en los centros de salud y centros especializados y se cuenta con el número gratuito 800 290 00 24 las 24 horas del día los 365 días del año, y en la página dinamicamente.mx, que tiene sus redes sociales en Facebook e Instagram también se brinda atención.

“Durante 2020 y principios del 2021 hubo una disminución en la capacidad para atender a la población porque el trabajo psicológico es cara a cara, y a pesar de que se migró a la atención a distancia no se pudo mantener el mismo ritmo de 2019, pero ya se está recuperando el proceso de atención presencial”, sostuvo el funcionario. 

Con el lema “Crear esperanza a través de la acción”, hoy 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Prevención del Suicidio con el fin de crear conciencia sobre la prevención del suicidio.

Esta conmemoración es organizada por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (AIPS) y avalada por la Organización Mundial de la Salud (OMS)

90% de suicidios son planificados 

Los suicidios no ocurren de la noche a la mañana, advirtió Bertha Patricia López Reynoso, coordinadora del programa de Prevención y Atención a la Conducta Suicida de la Jurisdicción Sanitaria VII de León, puesto que el 90% de ellos son planificados. 

En las autopsias psicológicas, cuando hacemos las entrevistas con las familias de alguna persona que murió por un suicidio encontramos que la gente acudió a otros servicios previo al suicidio consumado, y no es un servicio de salud mental”

“Tenemos que generar el esfuerzo para poder hacer la difusión en estos temas. La evidencia nos dice que los usuarios con riesgo de suicidio no llegan a un servicio de salud mental sino a otros servicios, y si estos no están sensibilizados, no tienen la información y no saben cómo atender la situación pues no van a llegar con nosotros”, lamentó.

Factores de riesgo 

La especialista añadió que los factores de riesgo suicida son:

  • Bajo nivel socioeconómico y educativo
  • Pérdida de empleo
  • Problemas en la familia
  • Traumas como abuso físico y sexual
  • Pérdidas personales
  • Trastornos mentales
  • Sentimientos de falta de valor o desesperanza
  • Problemas de orientación sexual
  • Poco control de impulsos

Así como comportamientos autodestructivos, poca capacidad para enfrentar problemas, enfermedad física y dolor crónico, exposición al suicidio de otras personas y acontecimientos violentos. 

También explicó que dentro del programa de prevención y atención a la conducta suicida de la Secretaría de Salud se clasifica el riesgo suicida en grave, moderado y leve. 

En el primero hay planes y preparaciones concretas para hacerse daño.

Se conocen varios intentos suicidas previos, hay dos o más factores de riesgo, la ideación e intención suicida se expresan junto con un plan cuidadoso y los medios para llevarlo a cabo.

El riesgo moderado es cuando hay firmeza de planes y preparaciones evidentes con ideas suicidas perceptibles, también hay un posible historial de intentos de suicidios previos y por lo menos dos factores de riesgo adicionales. 

El riesgo es leve cuando hay ideación suicida limitada y no hay planes ni preparativos concretos para hacerse daño, también hay pocos factores de riesgo y la intención de suicidarse no es evidente, aunque hay ideación suicida no ha intentado suicidarse en el pasado. 

‘Era como un zombie’

Desde muy pequeña Martha sufrió problemas de déficit de atención e hiperactividad, y más tarde se le detectó trastorno depresivo mayor, lo que puso en peligro su vida.

A los 16 años no salía de la cama, ya no quería ir a la escuela, no le veía sentido a la vida y fue ahí cuando empezó con los problemas graves.

Ya había abandonado una terapia, la retomó pero esperó seis años.

“Era como un zombie, solamente vivía para respirar, comer, hacer ejercicio, ahí fue donde empezamos con una terapia y me declararon la depresión pero me declararon un síndrome que no tenía, síndrome de Asperger”, expresó Martha.

Le recetaron antidepresivos, pero solo le servían para ignorar las situaciones que le hacían daño.

Tras un proceso largo no puede considerar que ya superó su problema.

“No he salido del todo, porque puedes llegar a un estado de plenitud, pero se trata de un trastorno diagnosticado de toda la vida “, comentó 

Le ha ayudado retomar algunos de sus sueños, como escribir y viajar.

Tienen que entrar a terapia en cuanto empiecen a sentir que algo no les cuadra, los profesionistas están ahí, los profesionistas existen, hay que utilizarlos, no pueden dejarse vencer a la primera, ir a terapia no es malo, es porque es lo mejor para ti”, finalizó.

Llaman a tratar depresión infantil

La depresión infantil puede derivar en riesgo suicida, es un problema de salud pública que se agravó por la pandemia de COVID, por lo que su detección debe ser parte de la atención pediátrica cotidiana. 

María de la Cruz Ruiz Jaramillo, vicepresidenta del Colegio Estatal de Pediatras de Guanajuato, destacó la importancia de practicar el tamizaje de depresión infantil a partir de los 12 años, y repetirlo anualmente. 

Asimismo, indicó que se puede iniciar el tamizaje desde los 7 años en niños que han estado expuestos a situaciones de estrés desde muy pequeños, y enfatizó que quienes se detecten con este problema deben recibir tratamiento de psicólogo y pediatra. 

También subrayó que este último especialista, en caso de detectar depresión infantil, debe buscar enfermedades asociadas con ella, en primer lugar las relacionadas con riesgo cardiovascular: adiposidad central, hipertensión arterial, diabetes mellitus y dislipidemia.

Ruiz Jaramillo explicó que en 2021 la región Centro-Occidente de colegios de pediatras, que comprende siete estados incluido Guanajuato, hizo un tamizaje de depresión infantil y riesgo suicida en el que se encuestó a 397 pacientes de entre 12 y 17 años, y 157 resultaron con depresión.

“Estas encuestas se hicieron en esa región y casi uno de cada tres niños que iban a consulta pediátrica mostraron algún nivel de depresión y de los que tuvieron depresión (157), y en 19 casos hubo riesgo suicida. 

“Hay muchos casos que no se detectan, por eso la insistencia es que los papás estén alertas con los datos de alarma, y si detectan alguno acudan a atención con el pediatra y el psicólogo, y que sepan que la mayoría de las unidades de salud en León cuentan con servicios de salud mental”, exhortó. 

Añadió que en el tamizaje en el que se encuestó a 133 adolescentes de 15 a 17 años, se encontró riesgo suicida en el 14%, es decir en 18.

Los principales factores de riesgo identificados para depresión infantil fueron: ser mujer, no acudir a la escuela y antecedente familiar de depresión. 

La especialista precisó que la región Centro-Occidente comprende los colegios de pediatras de Jalisco, Guanajuato, Michoacán, San Luis Potosí, Colima, Nayarit y Zacatecas, y se busca que el tamizaje se haga en más entidades de manera continua. 

Entre otras acciones del pediatra y del médico de primer contacto está educar al niño y a su familia sobre los factores asociados a depresión y riesgo suicida, para controlarlos.

Urgencia médica

El niño que se detectó con riesgo suicida no debe ser regañado ni castigado, sino que se debe atender este problema como cualquier otro de salud, recomendó Bertha Patricia López Reynoso, coordinadora del programa de Prevención y Atención a la Conducta Suicida de la Jurisdicción Sanitaria VII de León. 

“El riesgo de suicidio es una urgencia médica y se debe atender como tal. Cuando se detecta en un menor hay que informar a los padres y transmitirles el sentido de preocupación y ocupación, y no (se debe) regañar ni castigar al menor porque la salud mental hay que atenderla como cualquier otra situación de salud”, enfatizó. 

Supera Isaac crisis

Con una profunda depresión y sentimientos de soledad, Isaac atentó contra su vida cuando tenía 20 años.

En el hospital, le ofrecieron ayuda profesional, pero él la ignoró.

Pasó un año para que Isaac tomara la decisión de recibir ayuda profesional en el DIF, pero no se sintió cómodo con la psicóloga que lo atendió.

“Iba empeorando porque otra vez volví a caer en la tristeza, en la depresión de que nadie me va a ayudar, de que yo era un caso perdido”, agregó.

Abandonó la terapia y tres años después la retomó y aún sigue con ella.

Isaac superó la crisis gracias a su familia y a los profesionales que lo atendieron.

“Al principio me dio coraje porque no me dejaron hacer lo que yo quería hacer, es de ‘¿a ustedes qué les importa? es mi vida’… pero después recapacité, uno está chavo y viendo las cosas dice ‘bueno, por algo estás, y pues dale’”, aseguró.

Cambios de comportamiento prenden alarmas

La depresión en los adultos puede parecer un problema insignificante o de fácil solución, pero a un niño o adolescente le puede impedir el sano manejo de sus emociones y a algunos los lleva a conductas de riesgo. 

La conducta suicida especialmente en  niños y adolescentes puede ser identificada con solo observar su comportamiento habitual, ya que el riesgo suicida se percibe cuando hay cambios muy marcados en el comportamiento.

De acuerdo con la psiquiatra María Alejandra Meneses Moreno, del Centro de Atención Psiquiátrica de León, algunas señales de alerta son: alteración del patrón del sueño, variaciones en el apetito, aislamiento y autolesiones que van desde pellizcos y golpes, hasta cortes en la piel.

También hay que estar alertas a un cambio en el círculo de amigos del menor de edad, bajo desempeño escolar y descuido en su higiene personal, además de si muestra un interés particular en temas relacionados con la muerte.  

“Siempre como papás tenemos que estar pendientes de qué es lo que nuestros hijos ven en redes sociales, siempre vamos a notar que ellos están haciendo búsquedas en relación a conductas suicidas, planeaciones, o cosas en torno a la muerte”, comentó María Alejandra Meneses.

Para evitar conductas de riesgo, agregó, es primordial que exista una buena comunicación entre los papás y los hijos, partiendo de la validación y entendimiento de las emociones de los niños o adolescentes, es decir, escuchar lo que están sintiendo sin juzgarlos y sin minimizar la situación. 

“Independientemente de que mi hijo o hija pudiera tener algún problema o alguna situación de riesgo, siempre debemos de promover el buen trato con ellos para que puedan tener la confianza de acercarse a nosotros en cualquier situación de conflicto,  por mínima que sea”, agregó la  especialista.

También recomendó buscar acompañamiento de un profesional de la salud mental, ya que en ocasiones las conductas suicidas están relacionadas con trastornos psiquiátricos como depresión, trastornos de personalidad o de de conducta, mientras que en otros casos se asocian al consumo de alcohol, marihuana, metanfetaminas u otras sustancias. 

MCMH

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