La idea de militarizar la seguridad pública y la vida institucional del país parte de una premisa equivocada: “los militares son incorruptibles”. Esta idea es totalmente falsa ya que los militares son seres humanos con virtudes y defectos, “no son superhéroes que luchan por la justicia”, el honor, el deber y la patria… tienen debilidades e intereses.

Existe demasiada evidencia de que el Ejército está infiltrado por el narcotráfico desde hace muchos años, ya que la capacidad corruptora del crimen organizado es grandísima, porque para trabajar como mafia requiere del apoyo institucional.

Se dice que hay regiones y zonas militares como Jalisco, Sinaloa y Tijuana, procuradurías estatales, incluso subprocuradores o delegaciones de la antes PGR, que valen mucho dinero, al extremo de que existen tabuladores de las organizaciones criminales respecto a cuánto deben pagar mensualmente a determinados funcionarios.

Virginia Vallejo, la estrella de televisión colombiana que fue amante de Pablo Escobar, en su libro Amando a Pablo, odiando a Escobar, nos narra que cuando Pablo le platicaba que la única forma expedita de meter drogas en Florida es a través de Cuba, y ella le dice: “(Fidel) no va arriesgarse a una invasión ni a que el mundo entero lo acuse de ser un un tirano narcotraficante”.

Pablo le contesta: “¿y quién ha dicho que la única opción es el presidente de un gobierno? De los generales mexicanos yo aprendí que los militares no se ponen con tantos escrúpulos. Y si un presidente no le camina a uno, los generales que están debajo de él, sí”. 

Lo dicho por Vallejo nos permite deducir que Pablo Escobar sobornaba generales mexicanos al menos desde los años 80.

Para muestra tenemos el caso del general de División, Jesús Gutiérrez Rebollo, que protegía al cártel de Amado Carrillo y que había sido promovido como zar antidrogas, detenido el 6 de febrero de 1997, en el sexenio de Ernesto Zedillo. Al anunciar su detención, se dijo que “Gutiérrez Rebollo había traicionado a la institución militar”.

“La destitución del alto jerarca castrense cimbró a las fuerzas armadas y exhibió la penetración del narcotráfico en las instituciones mexicanas en los sexenios de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo”, nos dice Carlos Fazlo en el documento titulado México: el caso del narco-general (1997).

Otro caso reciente es el que publicaba el 16 de octubre 2020 la BBC, titulado: “Salvador Cienfuegos: detienen en EU al secretario de defensa mexicano en el gobierno de Peña Nieto por presuntos vínculos con el narcotráfico”.

Cienfuegos fue jefe de las fuerzas armadas todo el sexenio de Peña Nieto (2012-2018) y fue detenido en Estados Unidos a petición de la DEA, ya que el general enfrentaba 4 cargos relacionados con el tráfico de drogas.

“El acusado usó su cargo oficial para ayudar al cártel H-2 a cambio de sobornos”, dijo el fiscal federal estadounidense Seth Ducharme, señala la nota de la BBC. El cártel H-2 opera en Nayarit y Sinaloa, según la nota. 

“Su arresto, el de Cienfuegos, junto al de García Luna, es una muestra inequívoca de la descomposición del régimen, de cómo se fue degradando la función pública… en el país durante el periodo neoliberal”, afirmó López Obrador. El mandatario avaló a los actuales secretarios Luis Cresencio Sandoval (Sedena) y José Rafael Ojeda (Semar): “los dos se caracterizan por ser incorruptibles”. En conclusión, definitivamente los militares son seres humanos, no son incorruptibles ni mean agua bendita.  

*Ingeniero industrial y empresario

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