El próximo viernes el ciudadano presidente municipal Mendoza Márquez, presentará su primer informe de gobierno. Pero en honor a la verdad es la continuación de por lo menos 9 informes anteriores, sí, de los ex presidentes municipales, que hicieron lo mismo, con los mismos resultados, llevar al borde del colapso a Celaya.
En los últimos 22 años, lo más relevante que mostraba Celaya como resultado de su “desarrollo urbano” eran los puentes para evitar el paso del ferrocarril de norte a sur, y de oriente a poniente, así como los puentes vehiculares. A la fecha hay más de 10 puentes que costaron cientos de millones de pesos, que se tienen que reparar por “errores de diseño”, precisamente en la mejor época de acceso a tecnologías para desarrollar científicamente cualquier actividad de infraestructura urbana. Debo decirle que el puente del río Laja, construido hace más de 200 años por el Arquitecto Francisco Eduardo Tresguerras, sigue en pie, y hasta hace 20 años, soportaba el tráfico de autotransporte que cruzaba la ciudad.
El puente que cruza avenida Lázaro Cárdenas, construido hace menos de 20 años sobre Constituyentes está inhabilitado, y su reparación costará más de 100 millones de pesos. Están 9 más en espera. Usted se preguntará, ¿quién gobernó en los últimos 20 años, y permitió que “errores de diseño” de los puentes fueran pasados por alto? ¿Qué organismos de control y vigilancia fueron omisos en el ejercicio de los recursos públicos? Le comento, son los mismos que dejaron crecer el cáncer de la violencia y la criminalidad en nuestra ciudad.
El ciudadano ex presidente municipal, Ismael Pérez Ordaz, desde el 2012 tuvo frente a sí, los primeros hechos documentados desde la Procuraduría Estatal, de la presencia del crimen organizado dentro de la policía municipal, y en las oficinas de la presidencia municipal, obviamente heredada de las anteriores administraciones de Rubí Laura López, y Gerardo Hernández, pero no hizo nada, sus declaraciones que aparecen en la portada de la revista “Instante en México”, del 1º. de septiembre del 2015, lo dicen todo: “la seguridad el gran pendiente de Celaya”.
Y claro, no solo heredó ese problema, sino también el del transporte municipal, no obstante el apoyo millonario estatal para la tecnificación y modernización; el del agua contaminada con flúor y arsénico en la zona norte de la ciudad, a pesar de la inversión millonaria en las potabilizadoras “mochas “de Santa Rita y la Herradura; la nula inversión en las comunidades colindantes con el río Laja, que desde el 2002 habían sido declaradas zonas de agua no potable; igualmente se omitió el problema de las descargas residuales de las comunidades rurales. Su administración solo le pasó la estafeta a Ramón Lemus, que tampoco hizo nada que resolviera los problemas de seguridad, transporte, agua potable, servicios municipales, desarrollo urbano, y claro la omisión provocó un problema mayor.
La administración de Elvira Paniagua recibió una herencia que le estalló en las manos, la violencia y la delincuencia provocada por la intervención federal en el reino del guachicol, creó las primeras respuestas de alto impacto en la ciudad, desde entonces, Celaya es el escenario criminal que trasciende las fronteras nacionales. La inacción administrativa y de gobierno provocada por la pandemia, irónicamente le amortiguó las consecuencias de los malos gobiernos anteriores, y de su réplica gubernamental.
Es importante distinguir que la llegada de Elvira Paniagua, rompió con la regla de las candidaturas “ciudadanas” bajo las cuales se había colado el mismo Ismael, Ramón Lemus, y de los grupos empresariales que representan, pero solo los cambió por otros de menor calado. Ese cambio provocó una reacción y animadversión a su gobierno, los índices de violencia y delincuencia crecieron, y abrieron la puerta otra vez a los grupos “empresariales ciudadanos” para impulsar la candidatura del ciudadano “independiente”, Mendoza Márquez.
En el 2018 Javier Mendoza Márquez obtuvo como candidato Independiente 38 mil votos, y el Pan 63 mil votos, la suma de ambos, y su alianza electoral en 2021, presuponía una cifra superior, imbatible frente a un opositor como Morena, pero los votos no coincidieron con las sumas optimistas. Al aceptar la candidatura del Pan, Javier Mendoza Márquez, aportaría su “capital político”, pero la realidad electoral, les dio un revés, y entre ambos sólo obtuvieron la misma cantidad de votos que tres años antes. Fue una suma de debilidades, que no pudo superar Morena, porque si alguien es capaz de traicionarse a sí mismo, es Morena. Pero la evidencia del derrumbamiento del PAN quedó a la vista.
La promesa central de la campaña electoral del ciudadano Mendoza, de RESCATAR A CELAYA, fue motivo de burla ciudadana cuando sus principales promotores e inversionistas eran los expresidentes, Gerardo Hernández, Ismael Pérez Ordaz, Ramón Lemus, Rubí Laura, y su esposo. La ironía o contradicción de su oferta electoral, le dobló el peso de la responsabilidad, y de la inmoralidad, por no llamarle cinismo. ¿Rescatar a Celaya del Pan, de los expresidentes? Absurdo, fue lo menos que se dijo de su eje central de campaña.
El triunfo del ciudadano Mendoza, a pesar de su origen empanizado o híbrido, despertó cierta esperanza, pero en muy pocas semanas se derrumbó. Su gabinete fue prácticamente impuesto por todos sus inversionistas, no hubo un puesto de primer y segundo nivel que no fuese pactado desde antes, y lo peor, no era eso, sino los perfiles ajenos a la administración pública, y en otros casos, a la falta de idoneidad del puesto como lo marca la Ley. Su gabinete, como estructura administrativa institucional, mal o bien, funciona, y cobran puntualmente su quincena, pero su vínculo y lealtad está en primer plano con los inversionistas que los pusieron, eso ha provocado divisiones y enfrentamientos internos de todo tipo.
El Ayuntamiento tiene el mismo comportamiento, no hay representación ciudadana, no hay debate de los asuntos públicos que le interesan a los celayenses, solo hay un sistema de aprobación de los asuntos burocráticos, o de aquellas inversiones o proyectos que le implican un beneficio político o
En doce meses de administración de los recursos públicos, y de gobierno municipal, el ciudadano Mendoza Márquez no ha rescatado a Celaya de la herencia de inseguridad, por el contrario, sus decisiones y propuestas se han empantanado, y han creado problemas mayores.
La visión para combatir la violencia y la delincuencia es la misma que se ha mantenido desde hace 12 años, pero en ese tiempo han crecido de manera desbordada las causas que la originan: la pobreza, las adicciones, la violencia intrafamiliar, la falta de espacios adecuados para la atención al desarrollo intelectual, espiritual y físico de niños y jóvenes. De tal manera, que hoy en Celaya tenemos más de 53 mil adictos a sustancias ilícitas, que representan un mercado de compra y venta que supera los 5 millones de pesos diarios. Se combaten los actos de violencia, pero no su origen, y eso solo aumenta la tendencia criminal que azota la ciudad.
El próximo informe de gobierno, tiene un sustento poco creíble, durante el año de gobierno, nunca se hicieron públicos los indicadores del desempeño de la administración, de tal manera, que era imposible saber los alcances y las metas cumplidas de sus responsabilidades básicas. Los temas medulares que impactan a la población como el transporte, los servicios públicos, el agua potable, la contaminación ambiental, la seguridad, hoy están en su peor época.
La inseguridad como el detonante de otras problemáticas que afectan la economía local se intentó frenar con la importación de policías ex federales, pero ahora, la población vive atemorizada de la conducta hostil y agresiva de estos servidores públicos, y de aquellos delincuentes que amenazan su vida y patrimonio. Celaya, un año más en un baño de sangre.
Revolcadero.
Le recomiendo leer las encuestas de Rubrum, Arias, Demoscopia, Masive Caller, TResearch, y los informes mensuales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública sobre la incidencia delictiva.