Sus ojos lo decían todo: estaba sumamente emocionada y no lo podía ocultar.
Con una playera colorida de su equipo ‘Titanes’, medalla colgada y una foto con una dedicatoria especial, Delia Pérez Carpio revivió el maratón de su vida.
“Yo trabajo de corazón siendo educadora y dedicándome a hacer todo lo que me gusta, ya que también soy actriz y llevo 18 años actuando, haciendo obras, dirigiendo y siendo asistente de dirección, y bueno, el atletismo es parte de mi vida entre semana, y los domingos con mi equipo ‘Titanes’, corriendo en los cerros para poder experimentar todo esto”, contó Delia en entrevista.
El domingo 25 de septiembre, Delia conmovió al puñado de leoneses que la vieron en vivo cruzar la meta del Maratón León 2022. Su mamá la esperó en la meta y la abrazó, en un gesto que en las horas siguientes se viralizó.
Medios y lectores de Perú, Argentina, Colombia, España, Portugal, Puerto Rico, Venezuela y varios países más “levantaron” la información, las fotos y el video de Delia, centrándose no en que la leonesa fuera la última en terminar la carrera, sino el esfuerzo de cumplir la meta y de recibir el mayor premio posible: El abrazo de Elena.
El momento determinante
“Muchas veces los demás ven cosas en nosotros que nosotros no vemos en uno mismo”.
Una frase que llegó a cambiarle la vida por completo, pues hace unos años la distancia y exigencia en sus entrenamientos fue incrementando al grado de correr una trayectoria simbólica para su carrera profesional: La Bastarda Trail Run, un peculiar recorrido entre varios cerros de León, donde Delia llegó a recorrer 25 kilómetros cuando solo eran 17.
Aquello fue el último paso a un propósito que comenzó el andar por su vida hace un año: Correr el Maratón León 2022.
Un cambio sin igual
Correr 42 kilómetros y 195 metros no es fácil y, en su vida, una nueva mentalidad llegó a forjar una disciplina que terminó por rendir frutos aquel icónico domingo 25 de septiembre.
“Cuando decidí hacerlo, en mi vida cambiaron muchas cosas porque sabía que lo quería, y la verdad cuando uno quiere algo, va por eso y no hay de otra. Aprendí a decir sabiamente ‘no’ a ciertas invitaciones de fiesta y así”.
Su sonrisa es notoria cuando recuerda aquellos momentos de preparación: levantarse a las cuatro y media de la mañana, proseguir a las seis con el calentamiento y observar, mientras corre, los amaneceres de su ciudad.
Un recuerdo para toda la vida
Todo corría con normalidad para Delia Carolina Pérez en su preparación hasta que volvió a llegar La Bastarda, una carrera que le provocó un malestar importante que se reflejó en el Maratón.
“Allí comienza un poquito de malestar en mi rodilla, porque son bajadas tremendas, pero la terminé y me atendí”.
Sin embargo, la molestia no se quitó por completo y, en medio del Maratón León, volvió a hacerse presente en su cuerpo en una situación apremiante.
Delia pensó en desistir durante la carrera, pero no lo hizo al encontrar fuerzas en dos de sus más grandes referentes: su papá y mamá.
Al kilómetro 21, el dolor en la rodilla era intenso, y la idea de dejar la competencia comenzó a rondar por su cabeza. Sin embargo, eso quedó borrado por completo cuando vivió un momento imborrable junto a su padre.
“Cuando lo veo junto a mi mamá, me quebró totalmente y le digo ‘no sé si vaya a poder pa’, y él, como siempre, como el ejemplo magnífico que ha sido en mi vida, solamente me agarra de mis hombros, me mira a los ojos y me dijo: ‘lo que tú puedas y hasta dónde tu puedas’. Me dio un abrazo y no me rendí”.
Fue el momento determinante de una carrera que culminó con otro momento inolvidable: El abrazo fuerte y duradero con su mamá en la línea final de los 42 kilómetros.
“La ví de lejos con mi dolor, un dolor realmente fuerte, pero yo me propuse llegar y mi cuerpo se movía solo. La veo y su abrazo me dio una paz enorme, una paz que de verdad nadie, nadie más nos la da”.
Una dedicatoria especial
Entre las personas que la motivaron a seguir, Delia resalta una en específico que tocó su corazón de forma especial y emotiva.
¿Su nombre? Vania, una niña con síndrome de down a la que nunca dejó de pensar y quien, tras terminar la carrera, conmovió a Delia con una carta que conservará por toda su vida:
“Mi mamá me mostró que corriste un maratón y llegaste a la meta. Quiero que sepas que eso significa mucho para mí. Con tu logro me enseñas a no rendirme, a saber que es mejor un paso firme que uno rápido. Gracias por no rendirte, ahora sé que puedo conseguir cualquier meta que me proponga y tú guías mis pequeños pasos. Gracias por tu fortaleza”.
Su filosofía de vida
Al final de esta plática, Delia dejó un mensaje motivador para todas aquellas personas que siguen y seguirán corriendo el maratón de su vida:
“Nunca dejen de soñar y vayan por esos sueños cortos, grandes, a corto o largo plazo, pero no dejemos de soñar. Tanto en el deporte, como la vida, si ustedes se dedican a lo que les gusta, todo viene solo”.
Así, con esta filosofía de vida, Delia Pérez Carpio seguirá corriendo el maratón de su vida, una a la que le queda muchísimos kilómetros de vivencias por recorrer.