El belga y director de ópera Gerard Mortier, cuyo estilo no conformista chocó con frecuencia con la elite tradicional y que trabajó sin descanso para llevar el arte al público, falleció a los 70 años.
El primer ministro belga hizo el anuncio el domingo y los medios de difusión dijeron que Mortier falleció la víspera en su casa en Bruselas, tras una batalla con el cáncer de páncreas.
Hijo de un panadero y de humilde origen, Mortier quedó fascinado con la ópera desde edad muy temprana e intentó revolucionarla en las instituciones de renombre como la Opera Nacional de Bélgica y el festival de Salzburgo.
El primer ministro Elio Di Rupo consideró a Mortier un “visionario y una personalidad generosa”.
El artista pasó a ser director de la Ópera Nacional de Bélgica, llamada La Monnaie, en 1981, apartándola del entretenimiento “burgués” y dándole un reconocimiento y prestigio internacional.

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