La Jazz at Lincoln Center Orchestra tuvo un magnífico concierto anoche, haciendo sentir a los asistentes que estaban en Nueva Orleans y no en la Alhóndiga de Granaditas.
Cada uno de los 15 músicos en escena aprovecharon la oportunidad de exprimir hasta la última nota de los instrumentos durante sus tiempos de improvisación, elemento distintivo del jazz.
Tanto en las gradas de la Alhóndiga como en las filas frente al escenario se veía a la gente moviendo la cabeza o los pies, dejándose llevar por la exquisita cadencia de la trompeta de Marsalis, el trombón de Chris Crenshaw o el contrabajo de Carlos Henríquez.
Durante una hora y media, la orquesta residente del Lincoln Center, interpretó con maestría composiciones de leyendas del jazz como Thelonious Monk, Marie Lou Williams, entre otros y también piezas originales de los músicos de la orquesta.
Uno de los números que más estremeció al público fue cuando tocaron “The moon train”, ya que destacó el solo de saxofón de Alexandra Tarantino, la única mujer que forma parte de la Jazz At Lincoln Center Orchestra en este momento.
Después de 90 minutos de delicioso jazz, blues y swing, la orquesta se despidió con las palabras de Marsalis “Estamos muy contentos de estar en este festival tan importante. Gracias por su calor, gracias por este recibimiento”. Pero el público no quería que la noche terminara y como es costumbre en nuestra cultura, comenzó a sonar al unísono “otra, otra” y los músicos sureños no pudieron más que volver al escenario para cerrar su espectáculo con el mejor ritmo.
El recorrido de la Jazz At Lincoln Center Orchestra por nuestro país aún no termina, pues mañana se presentarán en el Auditorio Nacional, en la Ciudad de México.
