No es para nada accidental que en los últimos cuatro años del Gobierno de la Cuarta Traumatización hayamos perdido en México escaños en la escala del Índice Global de Estado de Derecho para ser ya considerado uno de los países más corruptos del mundo.
Tampoco es accidental que ocupemos los últimos lugares junto con las “grandes potencias” que tanto admiran estos señores de la Cuarta Intervención: Bolivia del “hermano” Evo, Nicaragua del terrorista Daniel Ortega y Venezuela del tirano Maduro. A todos ellos defendió el señor López y boicoteó por ellos la Cumbre de las Américas en Los Ángeles, convocada por el Presidente Joe Biden. Por eso ahora los acompañamos vergonzosamente en el sótano de las más injustas naciones del planeta.
Día a día se apilan los fracasos de este Gobierno, y se amplían los pleitos y las descalificaciones (el jueves arremetió el señor López contra el New York Times por señalar los atropellos jurídicos en el manejo de la matanza de Ayotzinapa).
Incluso entre morenistas se pelean, como les comentábamos recientemente con el tira-tira de Layda Sansores con el senador Ricardo Monreal, en el que nadie de Morena queda bien parado. Por el contrario, se suman “coincidencias” y “evidencias” de que las acusaciones que plasma en su libro “El Rey del Cash” la periodista Elena Chávez no son falsedades.
Según el operador del senador Monreal, el senador suplente Alejandro Rojas, Layda Sansores, gobernadora morenista de Campeche y espía del régimen, ha acumulado 83 propiedades pagadas casi todas en “cash” (efectivo). ¡Y dicen que no son iguales que los otros! Si no lo son es porque están resultando mucho peores.
Parece ser ilimitada su capacidad para engañar, para polarizar, ignorando la tarea de gobernar para privilegiar su obsesión con la grilla, la descalificación, los embustes y las distracciones para sacarles la vuelta a temas realmente graves: los fracasos de este Gobierno bueno para prometer, pero malísimo para cumplir.
La violencia aumenta, la economía se estanca, la inflación (en 8.5%) merma el poder adquisitivo, los empleos se pierden, las instituciones se debilitan, nuestro Estado de Derecho se pierde, pues este Gobierno emplea las instituciones de justicia como armas políticas para atacar a los adversarios. Jurando nunca perseguir políticamente a nadie, el señor López se dedica precisamente a eso.
¿Ustedes creen que los ataques y amenazas del Presidente contra los jueces (pertenecientes al Poder Judicial, un Poder independiente) que osan fallar en contra de sus órdenes, por ilegales o inconstitucionales, han contribuido a sumirnos en el desprestigio mundial? ¡Por supuesto que sí!
El sometimiento o intento de presionar y amenazar a los jueces para que se plieguen a su voluntad y eviten otorgar amparos contra sus inconstitucionales decretos, han contribuido a estropear el Estado de Derecho. El comportamiento presidencial es el que nos ha mandado al sótano en lo que a Estado de Derecho se refiere, lo cual se refleja en que ocupemos los últimos -y más vergonzosos- lugares del Índice del “Proyecto de Justicia Mundial” (World Justice Program).
Señala esta organización que uno de los factores que ha contribuido a este deterioro -durante todo lo que va del actual gobierno- ha sido “el debilitamiento de los contrapesos no gubernamentales, como la sociedad civil y la prensa”.
 

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