La casa de mis abuelos era conocida por toda la familia como la casa de los sustos, puesto que cada que había reuniones los domingos sucedían acontecimientos un poco extraños, de los cuales la familia lo tomaba como burla. Desde que tocaban las puertas, que alguien tiraba el agua del baño, ver un vaso caer o que te mueven la silla, pero ninguno de esos sustos es comparado con lo que sucedió aquella noche…
Un día común y corriente, cuando yo tenía 8 años, llegó mi papá avisándonos a mi hermana menor y a mí que nos tendríamos que ir a vivir a la casa de los abuelos, ya que mi abuelo se encontraba recién operado y necesitaba atención las 24 horas. Nosotras aceptamos ya que nos daba mucha ilusión vivir con ellos sin importar que pudieran asustarnos en su casa.
No habían pasado ni dos semanas viviendo con los abuelos cuando, un día que llegamos por la noche (veníamos de un cumpleaños infantil, mi hermana tenía en ese entonces 4 años y aquel día portaba un vestidito blanco muy bonito) al entrar a la casa debíamos cruzar por un pasillo largo y un poco obscuro para poder pasar. Recuerdo muy bien esa noche que mi hermana y yo estábamos jugando y nos metimos corriendo, buscando a nuestra mascota para saludarla, mi mamá se quedo en la entrada bajando las cosas del auto, mientras que mi papá se encontraba con mis abuelos.
Al entrar al cuarto, mi hermana y yo pudimos ver a una niña de vestido amarillo claro parada justo encima de nuestra cama. Mi hermana y yo no podíamos creer lo que estábamos viendo. De repente la niña corrió y pasó entre nosotras, nos quedamos sumamente asustadas y nos tomamos de la mano para salir a buscar a mi mamá, al salir de la habitación vimos cómo nuestra madre se regresaba por el pasillo gritando “Paola, ven para acá” “¿A dónde vas y por qué no tienes suéter?” “Ven, Paola, le diré a tu papá”. Paola es el nombre de mi hermana, al ver lo que estaba pasando y muriendo de miedo le gritamos a nuestra madre, haciéndole saber que mi hermana estaba conmigo y que en realidad la niña que estaba viendo salir por el pasillo, era un fantasma.
Mi mamá al vernos se asustó, se puso pálida y se metió con nosotras. A la mañana siguiente al hablarlo con los abuelos, descubrimos que en realidad esa niña fantasma fue hermana de mi papá llamada “Blanquita” la cual murió a la edad de 4 años justo en la habitación donde dormíamos.