Nicaragua.- Juana Francisca Rugama es candidata a concejal en el municipio de San Dionisio, al norte de Nicaragua. Participa en las elecciones municipales que se celebran este domingo en el país centroamericano. El problema es que Juana Francisca en realidad nunca se inscribió como aspirante a la concejalía por el Partido Liberal Independiente (PLI), una de las agrupaciones comparsas del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo para simular competencia en un proceso marcado por la represión. Es solo una muestra de lo que ocurrirá. Estos comicios municipales no sólo suponen que el Frente Sandinista vaya a consolidar el control total en casi el 95% de los 153 municipios del país, sino que reafirman la decadencia del sistema electoral, que ha permitido a la pareja presidencial perpetuarse en el poder.
De acuerdo con el observatorio electoral independiente Urnas Abiertas, hay más de mil candidatos falsos en las municipales. Es decir, se trata de casos de usurpación de identidad a la que recurren los partidos que simulan ser oposición para llenar las listas electorales. Urnas Abiertas ha recogido 1.158 testimonios de usurpación que provienen de 33 municipios y siete departamentos. Los partidos que recurrieron a esta táctica son el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), la Alianza por la República (APRE), el Partido Liberal Independiente (PLI) y Alianza Liberal Nicaragüense (ALN). Esta maniobra viola la Ley de Protección de Datos Personales, cuyo artículo seis estipula que “el titular de los datos deberá dar por sí o por su representante legal o apoderado el consentimiento para la entrega de los datos, salvo que la ley disponga otra cosa dentro de los límites razonables”.
Juana Francisca Rugama nunca se presentaría a una candidatura por una razón fundamental: no avalaría “una farsa electoral” después que su hijo, el líder estudiantil Levis Josué Artola Rugama, fue preso político y ahora vive exiliado en Canadá. “Desmentimos esa candidatura. Exigimos respeto para nuestra familia y denunciamos al Consejo Supremo Electoral, al PLI y a José Asencio Flores por la usurpación de la identidad de mi madre”, denunció el joven.
Además de esta práctica irregular, el clima electoral es inexistente en Nicaragua. Estas elecciones son las más “intrascendentes de la historia” desde que existe el municipalismo, coinciden expertos electorales. Primero porque ocurren en un momento de máxima represión y consolidación de un esquema de partido único. El antecedente de estos comicios locales fueron las generales de 2021, cuando Ortega y Murillo arrestaron a todos los precandidatos presidenciales, disolvieron a los partidos opositores y se declararon ganadores. Segundo, en julio pasado, el régimen dio un golpe a las cinco alcaldías gobernadas por la oposición: allanó policialmente las administraciones de estos bastiones históricos anti sandinistas y depuso a los alcaldes.
Ese movimiento terminó de aniquilar las escasas expectativas de una elección con competencia y remarcó la indiferencia ciudadana al proceso. La última encuesta de la firma CID Gallup, realizada entre el 26 de septiembre y el 10 de octubre, revela que el 52% de los encuestados dijo que no votaría en las elecciones municipales. Algo acorde al porcentaje de participación en los comicios generales de 2021, cuando la abstención fue de 81.5%.
“Definitivamente será uno de los procesos con menor participación ciudadana. Existe total desconfianza ante el proceso promovido por una autoridad electoral cooptada por el oficialismo. También por la falta de competencia, la ausencia de condiciones democráticas que permitan realizar un proceso verdaderamente libre. Por tanto, es posible que veamos cifras similares a lo que pasó el año pasado”, dijo a EL PAÍS Olga Valle, directora de Urnas abiertas.
JRL