León, Guanajuato.- Los vecinos de Las Ladrilleras del Refugio dijeron no estar convencidos de las alternativas que les ofrece el Municipio.
AM publicó el lunes que las autoridades leonesas prometen a los productores de ladrillo tradicional que les entregarán las escrituras de los terrenos en los que se encuentran los hornos de campaña, a cambio de que los quiten y dejen la producción.
Queremos la reducción de los hornos artesanales, que se vayan a producir bloques (block gris), vayan a otra empresa a trabajar, realicen un proyecto productivo”, les dijo en una reunión Jorge Jiménez Lona, Secretario del Ayuntamiento.
Pero los vecinos analizan la oferta.
Señalan que si le “chingan” pueden ganar 3 mil semanales, sin horarios fijos, con la comodidad de ir a su casa a comer o cuidar a sus hijos y sin gastar en camiones para ir a trabajar a una fábrica.
María Alejandra Serrano es una productora que desde hace más de 30 años se estableció en Ladrilleras del Refugio, cuando su papá se mudó a la comunidad en la década de 1980.
Relató que es difícil que los ladrilleros decidan dejar su oficio por ir a una empresa o producir el tabique gris, “este no lo quieren aquí, no hay mercado”, aseguró.
Ella detalló que un peón en el horno ladrillero puede ganar al menos mil 600 pesos semanales, dependiendo del trabajo que realice, ya que se paga por cada mil ladrillos que fabriquen.
El trabajo implica desde mojar la arcilla, formar los tabiques, cocerlos, y acomodarlos para la venta. Cada vez que se registra una venta de ladrillo, se paga inmediatamente a los trabajadores.
María Serna, quien fue una de las primeras en llegar hace décadas a los hornos de la zona, comentó que uno de sus hijos dejó por un tiempo la ladrillera para ir una empresa, pero le implicó gastar en pasajes, tiempo de traslado, gasto de comida, por lo que mejor decidió abandonarlo para buscar un empleo en una fábrica más cercana y también regresar al horno.
De la misma manera opinaron los hermanos Alejandro y Miguel Ángel Aguilar, quienes señalaron que existen muchos adultos mayores que trabajan en las ladrilleras desde hace décadas, y será difícil que los empleen en alguna fábrica o que puedan instalar su negocio, ya que el ladrillo rojo es lo único que saben hacer.
Miguel Ángel Aguilar platicó que en una semana puede sacar hasta 3 mil pesos, la paga depende de cuántos miles de ladrillos produzca.
Esto es el sostén de uno, es lo que se sabe hacer. Uno gana más aquí que en una fábrica, luego más tiempo, que gaste lo del camión, comida. Que hagan una fábrica aquí cerca y chance nos animamos”, dijo.
Trasladarse a una fábrica implicaría para ellos alejarse de su casa, en la comunidad tienen el horno cerca, pueden ir a comer, le dan una vuelta al horno para ver cómo va la quema y pueden regresar a ver los niños. En caso de que los hijos se enfermen, no faltan al trabajo, están ahí mismo.
Alternativas sustentables
Otra de las opciones que planteó el secretario del Ayuntamiento, Jorge Jiménez Lona, es convertir los actuales hornos de campaña en otros con mejor tecnología que eviten que el humo y otros gases contaminantes se dispersen por el aire.
Esta será la opción que Carlos Frías y otros productores de ladrillo analizan escoger, incluso constituir una cooperativa que trabaje los hornos tipo MK2 para aprovechar la capacidad de este tipo proceso de producción.
El horno tipo MK2 se instaló hace 12 años en Las Ladrilleras del Refugio como parte de un proyecto para reducir la contaminación en la zona, pero únicamente se instaló uno y es el que utiliza Carlos Frías y otros productores.
El horno tiene dos bóvedas, donde se alojan los ladrillos que se cocerán, las bóvedas se encuentran unidas por un túnel, mediante el cual se regula y transfiere el calor de una bóveda a otra. Están herméticamente selladas para impedir que el calor y el humo se escapen, lo que permite reducir la cantidad de madera que se requiere para quemar los ladrillos hasta en un 30 %.
También el tiempo de cocción se reduce, en un horno tradicional el proceso de quema dura 24 horas, y en el tipo MK2 pueden ser de 9 a 12 horas.
La quema del ladrillo no se realiza al mismo tiempo en ambas bóvedas, primero se hace en una, el calor y el hollín que se producen se transfieren a la otra, donde el tabique crudo absorbe las partículas contaminantes.
El humo que finalmente se libera del proceso pasa por una chimenea que es un lavador de emisiones, es decir, el tubo cuenta con agua, la cual absorbe las partículas del humo y el hollín. Esta agua puede utilizarse en el proceso de mojado de la arcilla, por lo que no se desperdicia material y también la contaminación se reduciría hasta en un 80 o 90 %.
Actualmente el horno MK2 que se encuentra en Ladrilleras del Refugio carece de esta chimenea porque en las pruebas de medición de contaminación colapsó. El gobierno estatal se comprometió a dotar de la chimenea a los productores que dejen el horno tradicional y elijan el tipo MK2.
Carlos Frías mostró que ya comenzaron a fabricar los bloques y tabiques para un nuevo horno MK2, pero requieren contar con los ladrillos y tiempo para construirlo. Un proceso que puede llevar hasta 6 meses.
Aseguró que en el tema de la bloquera algunos productores tienen desconfianza del modelo de negocio, pues hace unos años en la zona se instalaron dos empresas de block gris, pero quebraron y cerraron.
“Si ves las barbas de tu vecino ya mojadas, pues no. Aquí en León no hay mercado para este tipo de tabique, la gente prefiere el ladrillo rojo por tradición, también porque es térmico, en calor la habitación se mantiene fría y en frío se mantiene caliente.
El block gris es frío y hace más frío, es calor y hace más calor. Aunque también hay incertidumbre si CEMEX al año que se termine el convenio seguirá comprando el producto, y si la maquinaria la regalará o la venderá, y en cuánto”, comentó.
DSS