Los demócratas en el Congreso publicaron el viernes las declaraciones de impuestos del expresidente Donald Trump correspondientes a seis años, culminando un esfuerzo de un año para conocer más las finanzas de un magnate de los negocios que rompió décadas de normas políticas cuando se negó a divulgar voluntariamente esa información mientras aspiraba alcanzar la Casa Blanca.
Las declaraciones de la renta —que omiten cierta información confidencial personal, como números de cuentas bancarias y del Seguro Social— corresponden a los años fiscales de 2015 a 2020.
Abarcan casi seis mil páginas, incluidas más de dos mil 700 de declaraciones individuales de Trump y su esposa, Melania, y más de tres mil páginas de declaraciones de las entidades comerciales de Trump.
Su publicación sigue a una votación partidaria la semana pasada en la Comisión de Recursos y Arbitrios de la Cámara de Representantes para hacer públicas las declaraciones. Los demócratas del panel argumentaron que estaban en juego la transparencia y el estado de derecho. Los republicanos respondieron que la publicación sentaría un peligroso precedente con respecto a la pérdida de la protección de la privacidad.
Trump se negó a publicar sus declaraciones cuando se postuló para presidente y libró una batalla legal para mantenerlas en secreto mientras estuvo en la Casa Blanca, pero la Corte Suprema falló el mes pasado que debía entregarlas a la Comisión de Recursos y Arbitrios.
“Los demócratas nunca deberían haberlo hecho, la Corte Suprema nunca debería haberlo aprobado y esto va a conducir a cosas horribles para mucha gente”, escribió Trump en un comunicado divulgado el viernes. “Los demócratas radicales de izquierda lo han convertido todo en un arma, pero recuerden, ¡esa es una peligrosa calle de doble sentido!”.
Afirmó que las declaraciones “demuestran una vez más lo orgullosamente exitoso que he sido y cómo he podido utilizar la depreciación y otras deducciones fiscales diversas como incentivo para crear miles de puestos de trabajo y magníficas estructuras y empresas”.
Las declaraciones subrayan cómo Trump utilizó la legislación fiscal para minimizar sus obligaciones fiscales.
Un informe del Comité Conjunto de Impuestos del Congreso publicado la semana pasada mostró que Trump pagó 641 mil 931 dólares en impuestos federales sobre la renta en 2015, el año en que comenzó su campaña para presidente. Luego pagó 750 dólares en 2016 y 2017, casi un millón de dólares en 2018, 133.445 dólares en 2019 y nada en 2020.
En cuanto a 2020, según muestran los documentos presentados el viernes, más de 150 de las entidades comerciales de Trump enumeraron ingresos comerciales calificados negativos, que el IRS define como “la cantidad neta de elementos calificados de ingresos, ganancias, deducciones y pérdidas de cualquier comercio o negocio calificado”. En total para ese año fiscal, combinado con casi 9 millones de dólares en pérdidas acumuladas de años anteriores, las pérdidas calificadas de Trump ascendieron a más de 58 millones de dólares durante el último año de su mandato.
La divulgación —pocos días antes de que los copartidarios republicanos de Trump retomen el control de la cámara baja, hasta ahora en manos de los demócratas— aumenta el potencial de nuevas revelaciones sobre las finanzas de Trump, que han estado envueltas en misterio e intriga desde sus días como un prometedor desarrollador inmobiliario de Manhattan. en la década de 1980.
Las declaraciones fiscales —que se centran en la etapa de Trump en la presidencia e incluyen créditos fiscales en el extranjero y contribuciones caritativas— podrían adquirir un significado adicional ahora que Trump lanzó una campaña para regresar a la Casa Blanca en las elecciones de 2024.
Las declaraciones de impuestos muestran que Trump reclamó créditos fiscales en el extranjero por los impuestos que pagó en varias empresas comerciales en todo el mundo, incluidos acuerdos de licencia para el uso de su nombre en proyectos de desarrollo inmobiliario y sus campos de golf en Escocia e Irlanda.
Trump, conocido por construir rascacielos y conducir un programa de reality para la televisión antes de ganar la Casa Blanca, dio algunos detalles limitados sobre sus propiedades e ingresos en los formularios de divulgación obligatoria. Siempre promovió su patrimonio en los estados financieros anuales que proporcionaba a los bancos para obtener préstamos y a las revistas financieras para justificar su lugar en las clasificaciones de los mayores multimillonarios del mundo.
Desde entonces, la empresa de contabilidad de Trump ha desmentido esas afirmaciones, y la fiscal general de Nueva York, Letitia James, ha presentado una demanda en la que alega que Trump y Trump Organization inflaron los valores de los activos en las declaraciones como parte de un fraude que duró años. Trump y su empresa han negado haber cometido delito alguno.
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Los periodistas de The Associated Press Paul Wiseman y Farnoush Amiri en Washington, D.C., y Meg Kinnard en Columbia, Carolina del Sur, contribuyeron para este despacho
JFF