León, Guanajuato.- Hace mucho que no entraba a los espectáculos en hielo de la Feria de León, pero ahora que el Patronato nos invitó dije: ‘Pa luego es tarde’.
Así que tomé mis cosas y me dirigí bien ilusionada -porque saliendo compraría una concha gigante de 45 pesos y la acompañaría con un café-, ya saben, hace frío y hay que consumir más calorías.
Bueno, llegué y todo estaba oscuro, me senté en una de las tarimas de la Zona Cero y una señorita muy amable me cedió un lugar…ahí comenzó la magia.
Hacía frío, percibí un olor peculiar como el que hueles al subir a un avión; enseguida los patinadores captaron mi atención -y no solo por guapos- sino porque se aventaron un saltote que dije: ¡wow!
La temática del espectáculo Flix, tal como les conté antes, es del cine del que crecimos en la década de los años 90.
Conté como 24 patinadores, todos rubios, parecían soldaditos de Cascanueces, después me enteré que entre las filas, estaba un patinador mexicano y una argentina, ambos realizaron actos en arneses en donde usaron sus dientes para colgarse ¡imaginen lo que sentí, pensé que se le iban a caer sus muelas!
Al lado de mí estaba una de sus coreógrafas, que todo el tiempo hacía anotaciones en una libreta -primero pensé que estaba jugando al gato, pero después vi que los estaba calificando- ¡Qué nervios para ellos!
Durante el espectáculo vives viajes y subidones de emoción: un día en el polo norte, entre pingüinitos e iglús; al otro en un campo con tulipanes morados, para después, entrar directo a una televisión retro y ver cómo el hielo se convierte en una gran pantalla donde puedes recrear películas como: La Máscara, The Matrix, Rápido y Furioso, El Rey León -y muchas otras, tampoco les quiero ser la spoiler-.
Después salió un patinador parecido al personaje de ‘Encantador’ de Shrek: muy fuerte, como esculpido por los mismos dioses, con una chica delgadita, como princesa y…¡que nos dan cátedra de disciplina y coordinación!.
Tengo que reconocer que ese acto me causó ansiedad, pues la tomó de los patines y la puso a dar vueltas, y recordé una película de Cantinflas donde está bailando tango y avienta a la muchacha a las mesas como un trapo.
Otros de los que causaron mucha emoción, fueron la pareja que se elevó por los cielos, uno de ellos usando solo sus dientes ¡lo tienen que ver!
Cuando le conté a mis hermanas que un muchacho recreó a E.T. solo con sus manos no me creyeron, les recordé cuando nos poníamos con una lámpara en la pared a hacer conejitos y gatos, que más bien parecían perros.
Mi experiencia terminó con las pláticas de los organizadores, y el reclamo de un señor a quien le dieron un ‘lazerzazo’ en la cara.
¡Me pude haber quedado ciego!”, les reclamó, solo vi cómo lo jaló su esposa como diciendo ‘no la hagas de tos’.
Mi experiencia fue multisensorial, divertida y antiestrés, así que les recomiendo tomar fila, y si es posible que paguen la Zona Cero -cuestan 139 y 73 pesos-, porque es un show im-per-di-ble. Nos vemos en la feria hasta el 7 de febrero. ¡Adiosito!