A cuatro años del fallecimiento de su hijo Adrián y su cuñado Julio César durante la explosión de una toma clandestina en un ducto de gasolina en el ejido de San Primitivo, en Tlahuelilpan, María de Jesús Pacheco los recuerda como los hombres trabajadores y alegres que eran.
Con 17 y 28 años, respectivamente, Adrián Dorantes Pacheco y Julio César López Pérez, fueron dos de las 137 personas que fallecieron el 18 de enero de 2019 cuando explotó una toma clandestina de combustible en Tlahuelilpan.
Más de mil 460 días han pasado desde los hechos y María de Jesús, madre de Adrián y cuñada de Julio, aún los recuerda como los hombres de trabajo y, en caso de su hijo, un estudiante y deportista destacado.
EL DÍA DE LA TRAGEDIA
El viernes 18 de enero de 2019 los dos hombres oriundos de Tezontepec de Aldama, municipio que se encuentra a poco menos de ocho kilómetros del lugar de la explosión, trabajaban como regularmente lo hacían, surtiendo de gas licuado de petróleo (LP) a toda la región.
Sin embargo, a decir de María de Jesús, por razones que siempre desconocerá los dos terminaron en la toma clandestina sustrayendo combustible, por lo que al momento de la explosión perdieron la vida en el lugar.
“En la familia tenemos unas pipas de gas, ellos andaban repartiendo por la zona, pero no sé qué los motivó a venir a la toma clandestina”, comentó la mujer.
ADRIÁN Y SU GUSTO POR EL FUTBOL
Con semblante triste y el sentimiento a flor de piel, la joven mujer recuerda a su hijo como un buen estudiante de preparatoria, pero sobre todo como un excelente deportista.
De acuerdo con su madre, Adrián era muy bueno jugando futbol, por lo que los fines de semana casi no estaba en casa debido a los múltiples encuentros deportivos que tenía por todas las regiones del Valle del Mezquital.
Lamentablemente, a pocos meses de cumplir la mayoría de edad, ya que su cumpleaños es el 1 de marzo, el joven hidalguense estudiante del Centro de Estudios Tecnológicos de Aguas Continentales (Cetac), perdió la vida.
EL APOYO NUNCA TOCÓ SU PUERTA
Pese a escuchar por rumores de conocidos que los tres niveles de gobierno entregaron apoyos económicos a las y los deudos de la explosión, María de Jesús aseguró que a ella nunca le ofrecieron compensación económica ni conoció información al respecto.
“Sí supe por conocidos de los apoyos, pero con nosotros nunca se acercaron, mi suegra era la que estaba checando ese asunto, pero como falleció un año después ya no supimos si se continuó el proceso”, comentó.
TRISTEZA ENORME QUE NUNCA SE IRÁ
Pese a recordar a Julio y a su hijo en momentos felices de su vida, María de Jesús admitió que en momentos la tristeza es inmensa y a pesar de que pasen los años no se irá, ya que los familiares que perdió aquella tarde también eran pilares importantes para la economía familiar.
“Ha sido muy triste de verdad, mi hijo era mi mano derecha, era un buen estudiante, un buen deportista y, sobre todo, una buena persona”, externó.
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