Al operador de los hermanos Beltrán Leyva le dieron el nombre clave de "Mateo" para declarar lo mismo contra militares que contra funcionarios de la extinta PGR del más alto nivel, así como contra jefes policiacos federales y estatales, agentes e incluso Alcaldes

Nueva York.- Sergio Enrique Villarreal Barragán “El Grande” fue testigo colaborador en México desde su captura en 2010, sin embargo, la justicia federal no ha considerado confiables sus declaraciones y ha absuelto prácticamente a todos los funcionarios que el narco acusó en el País.

Al operador de los hermanos Beltrán Leyva le dieron el nombre clave de “Mateo” para declarar lo mismo contra militares que contra funcionarios de la extinta Procuraduría General de la República (PGR) del más alto nivel, así como contra jefes policiacos federales y estatales, agentes e incluso Alcaldes.

Declaró ante la PGR contra los Generales de División Tomás Ángeles Dauahare y Ricardo Escorcia Vargas; de Brigada Rubén Pérez Ramírez y el Brigadier Roberto Dawe González, así como el Teniente Coronel Silvio Hernández Soto y el Mayor Iván Reyna Muñoz.

También acusó a Noé Ramírez Mandujano, ex titular de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada; al ex Secretario de Seguridad Pública de Morelos, Luis Ángel Cabeza de Vaca; al ex director de Despliegue Regional de la AFI, Francisco Javier Gómez Meza y el ex jefe Regional de la AFI en el DF, Roberto Sánchez Alpízar, “El Yanqui”.

Todos ellos fueron absueltos y liberados

“El Grande” se convirtió en uno de los testigos protegidos favoritos de la PGR cuando Marisela Morales estuvo al frente de la dependencia y de la SEIDO, entre 2010 y 2012.

Pero no pasó mucho tiempo para que distintos jueces y magistrados llegaran a la conclusión de que sus dichos eran -en el mejor de los casos- “inconsistentes”, porque no le constaban de primera mano las acusaciones.

 

 

Ramírez Mandujano, el ex titular de la SIEDO, incluso reveló al salir de prisión que la PGR le otorgó en forma ilegal el beneficio de testigo protegido, pues la ley no prevé brindar esta prerrogativa a los acusados por el delito de homicidio y, al momento de su captura, “El Grande” tenía una orden de aprehensión por haber asesinado a 15 personas.

Pasa caso a Murillo Karam

En 2013, ya con Jesús Murillo Karam como titular, la PGR se vio obligada a admitir ante un juez que no le constaban ni podía probar los dichos de “Mateo” contra Ángeles Dauahare y otros cinco militares, así lo manifestó la entonces Procuraduría al presentar conclusiones no acusatorias en el juicio, lo que en los hechos significó un desistimiento y la libertad para los militares, quienes estuvieron presos en el penal del Altiplano.

Entre los pocos que hoy quedan en la cárcel por testimonios de “El Grande” están el ex Edil de Iguala, José Luis Abarca, y su esposa María de los Ángeles Pineda Villa, hermana de Mario y Alberto Pineda Villa “El MP” y “El Borrado”, extintos operadores del capo Arturo Beltrán Leyva “El Barbas”.

Más allá de que sus testimonios fueran falsos o verdaderos, al narcotraficante le resultaron suficientes para negociar su libertad, después de 9 años en cárceles de México y Estados Unidos, pese a su larga cadena de crímenes.

Villarreal nació el 21 de septiembre de 1969 en Torreón, Coahuila, y por su tamaño, 1.98 de estatura, le decían “El Grande” y “El King Kong”.

La Marina detuvo al coahuilense en Puebla, el 12 de septiembre de 2010, y siguió el mismo camino que Edgar Valdez Villarreal “La Barbie”: colaborar con las autoridades a cambio de beneficios. El 23 de mayo de 2012 fue extraditado a Estados Unidos y en diciembre de 2019 quedó en libertad.

JRL

 

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