Más personas que han dado mucho por Irapuato continúan apareciendo en mis artículos con un doble objetivo: otorgarles un reconocimiento y dar a conocer los grandes valores humanos que hemos tenido, esperando los siga habiendo. Presento la vida del Presbítero Gabino Chávez.
Nació en Irapuato el 19 de febrero de 1839. Sus padres fueron Don Pablo Chávez y Doña María del Refugio Lanuza de Chávez. Don Pablo era farmacéutico, hombre honorable, de buena posición social, católico práctico y generosamente caritativo con los pobres.
Sus padres lo educaron esmeradamente, sobre todo porque desde niño reveló aptitudes virtuosas y científicas. Recibió la instrucción primaria por los frailes franciscanos en el convento inconcluso, a un lado del templo de San Francisco. Indicativo de su vocación como escritor fue que a los siete años escribió una novena a Nuestra Señora del Refugio. En 1852 ingresó al Seminario de Nuestra Señora de la Luz en León, Guanajuato. Por haberse clausurado en 1857, pasó al seminario de Morelia. Dos años después, en 1859, el Gobierno federal incautó el edificio por lo que el Rector del Seminario, el canónigo Don Ramón Camacho fue desterrado y se instaló en Celaya donde fundó un Colegio clerical en el que Gabino Chávez estudió tres años.
Fue ordenado sacerdote por el señor Obispo Don José María de Jesús Diez de Sollano en la parroquia de San Miguel, en la capital del país, probablemente el 28 de septiembre. De regreso a Irapuato celebró su primera Misa rezada en el Santuario de Nuestra Señora de la Soledad el primero de noviembre de 1863, acompañado de don Pablo Chávez, su papá que, años antes, luego de haber enviudado realizó sus estudios eclesiásticos y fue ordenado sacerdote.
Residió en Irapuato durante 52 años hasta su muerte, incansablemente ofreciendo ejercicios espirituales, prédicas, sermones, pláticas y conferencias, catequesis, en el confesionario, asistencia a enfermos, dirección espiritual y a comunidades religiosas y asociaciones piadosas, así como en procura del mejoramiento moral, intelectual y económico de los obreros, y en medio de tanto trabajo se daba tiempo para estudiar poesía y música.
Obras suyas son la fundación del Asilo de Huérfanos de Guadalupe, así como, juntamente con la R. M. Magdalena de la Reparación Vargas Galeana, la fundación de la Congregación Femenina de la Familia de Corde Jesu, con fines principalísimos como la santificación de quienes pertenecen a este instituto, a la enseñanza de las niñas, y las oraciones de los sacerdotes.
Anciano, ciego, sordo, impedido para caminar a causa de la diabetes, no eclipsó su inteligencia, ni perdió la memoria, ni disminuyó su carácter. Con la ayuda de un amanuense a quien dictaba, siguió escribiendo.
A los 82 años falleció, el 17 de diciembre de 1919. Su muerte fue causa del dolor de muchas personas, miles lo acompañaron hasta su última morada. El Clero y el pueblo de Irapuato lo consideraron un sacerdote de vida y costumbres intachables, piadoso, celoso de su deber profundo y compasivo de corazón. Resumiendo, sabía ser todo para todos a fin de ganarlos hacia la paz de Cristo.
Era un gran estudioso. Tenía una rica biblioteca como fuente de su inagotable mina de meditación, erudición sagrada y profana que puso a las órdenes de la Iglesia. Una vida fuente de inspiración y ejemplo del buen ser para todos y hacer para los demás y por el fundador de la Iglesia a quien sirvió.
Fuente: escrito realizado por el Señor obispo de León, Don Emeterio Valverde y Téllez, quien a su vez lo hizo por medio de los escritos de Don Eduardo M. Vargas, del. Sr. Dr. Don Ramon Camacho y García, del Licenciado General Don Remigio Tovar, y la ‘Historia de la Congregación de la Misión de México’ escrita por el presbítero don Ponciano Nieto y Ascencio. Año de 1940.
Termino. Acepto comentarios constructivos para este artículo, y si gusta nombren al autor, yo.
javiermartin37@gmail.com