Hace poco en el periódico A.M. sacaron un artículo de A.J. Jacobs, un periodista del New York Times, en el que hablaba de las dificultades y logros que tuvo al tratar de vivir un día sin plástico.
?El plástico, como bien dice Jacobs, “desde su invención, hace más de un siglo, se ha colado en todos los aspectos de nuestras vidas. Es difícil pasar minutos sin tocar esa sustancia duradera, ligera y tremendamente versátil. El plástico ha hecho posibles miles de comodidades modernas, pero tiene sus inconvenientes, sobre todo para el medio ambiente.”
?Él al proponerse su reto, tuvo que prepararse: leer sobre el tema, preguntarles a expertos y comprar los utensilios de uso diario que no tuvieran plástico… misión casi imposible porque podemos decir sin temor a equivocarnos, que la mayor parte de las cosas que utilizamos, lo contienen.
?Desde que se levantó y pisó la alfombra, tuvo su primera “falta”, porque contiene nailon. Usar el celular es inviable, porque también lo utiliza en sus componentes. Bañarse, lavarse los dientes, vestirse, comer, abrir las puertas, transportarse, dormir: ¡todo es un reto cuando estás buscando hacerlo sin polietileno! ¡hasta los colchones y los billetes tienen plástico!.
?Es una crónica muy simpática e interesante, pero como bien le dijo uno de los expertos con los que consultó, puede ser abrumador si quieres ser un purista.
?A mi parecer, hemos satanizado los plásticos. La verdad, ¡es una maravilla! ¡uno de los mejores inventos de la humanidad!. Solo que como todo, hay que usarlos con inteligencia.
Justo antes de la Pandemia, hubo una ley que impedía dar bolsas de plástico en las tiendas. Y bueno, tenía uno que llevar su propia bolsa o comprar una de las reciclables que te ofrecen en venta. Me parece un buen inicio para concientizarnos, porque luego te daban unas bolsas “ecológicas” tan delgaditas que se te rompían a los 2 pasos (y entonces contaminas el doble); pero igualmente, creo que es algo impráctico, porque muchas de esas bolsas también contienen algo de plástico… y las usamos solo una vez.
Ya luego vimos cuando inició el Covid, ¡el plástico fue indispensable en el sector sanitario!, sin él no hubieran existidos las jeringas, bolsas de suero, catéteres, respiradores, trajes protectores, lente, guantes, tapabocas, y un muy largo etcétera.
Creo que a veces caemos en absurdos. Nos pasa como les ocurre a varios “Millenials” que tratan de ser ecológicos, y terminan usando platos desechables o les cuesta separar la basura. O como un libro de “Vivir sin plásticos” que le llegó a Jacobs, ¡en una bolsa de plástico!.
?Al finalizar su día sin polímeros, Jacobs nos dice que si se quiere un cambio real, debe ser poco a poco, buscando cambiar un hábito (como llevar bolsas de tela al súper, por ejemplo) y cuando ya lo dominas, iniciar otro (usar botella de agua inoxidable). Como todas las grandes empresas, lo importante es que cada uno aporte su granito de arena: “No se trata de perfección, sino de progreso”.
?Pero lo que más me llamó la atención, que va con mi idea de no satanizar los plásticos, y de respetar la maravilla que son, ya que nos da una solución práctica y útil: ¡usarlos más de una vez!. Como bien le dijo Gabby Salazar, una científica social: “El enemigo no es el plástico, el enemigo es el uso único”.
EL PLÁSTICO: USARLO MÁS DE UNA VEZ.
Hace poco en el periódico A.M. sacaron un artículo de A.J. Jacobs, un periodista del New York Times, en el que hablaba de las dificultades y logros que tuvo al tratar de vivir un día sin plástico.