La austeridad en el gasto presupuestario continuará en Gran Bretaña anunció el miércoles el secretario del Tesoro George Osborne, pese a elogiar un repunte de la economía mayor al pronosticado.
Con la mirada puesta en las elecciones generales en poco más de un año, Osborne intentó endulzar la presentación del presupuesto con una reducción general de los impuestos y cambios drásticos en el sistema de pensiones y ahorro del país. Empero, no hubo grandes concesiones, con promesas como las que seguramente serán formuladas antes de las elecciones.
“Un crecimiento más rápido por si solo no equilibrará los libros” de la contabilidad pública, indicó. “Para asegurar el futuro económico de Gran Bretaña tendrá que haber más decisiones duras, más reducciones”.
Quizá en el anuncio más radical, Osborne suavizó las normas en los planes de ahorros para la jubilación —una medida que quizá complazca a los votantes de más edad, muchos de los cuales forman la base del Partido Conservador y que están siendo tentados por el rival Partido Independiente de Gran Bretaña_. Otros impuestos, como elevar el nivel de ingresos en los que los contribuyentes pagan cargas fiscales, deberían, según confía, apelar a todos”.
La mayor esperanza de los conservadores, en el gobierno desde hace cuatro años con los liberales demócratas, es que el reciente repunte económico británico produzca dividendos en las urnas.
Tras una plétora de mejoras en el panorama económico de Gran Bretaña, Osborne dijo que las estadísticas independientes de la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria indican para este año un crecimiento económico del 2,7% y pronosticó que el déficit presupuestario disminuirá y pasará a ser un modesto superávit en 2018/19.