Celaya, Guanajuato – A veintitrés años de la tragedia, la amistad y el compañerismo mantiene unidos a Cristina, Jesús y Juan, paramédicos de la Cruz Roja Mexicana quienes murieron en la segunda explosión del ‘domingo negro’ en la central de abastos de Celaya y fueron sepultados juntos. 

Unos ramos de flores artificiales adornan la tumba del comandante general Jesús Revilla Sánchez, mejor conocido como “Revi”; por la izquierda lo acompaña el paramédico Juan Rodríguez Corona y la por la derecha la comandante general Cristina Camarena Laguna.

Sus conocidos siempre los recordarán como grandes personas, con un corazón y una voluntad inquebrantable para ayudar a quienes los necesitaban. 

El señor Roberto, amigo del comandante “Revi”, platicó con ellos antes de que tomaran su equipo de rescate para nunca más volver. 

En aquel fatídico 26 de septiembre de 1999 se topó con “Revi” en la calle, un poco alterado, por lo que le preguntó qué ocurría, y este le contestó que realmente no sabía, que pedían su ayuda por el reporte de una supuesta explosión cerca de la Central Camionera. Con el comandante iba también la joven Cristiana y el joven Juan, un hombre conocido por su carisma y amabilidad dentro de la corporación de Cruz Roja.

Los tres cuerpos están juntos en el Panteón Villas de la Esperanza

A lo lejos observó una columna de humo que provenía de la zona que “Revi” le había señalado, y con la intención de ayudar, Roberto caminó hacia la calle Antonio Plaza para ver lo que ocurría.

Recuerdo que platiqué con Revi de manera breve, iba para la delegación. A lo lejos vi que salía humo y pensé en acercarme a ver si podía ayudar en algo. La verdad nunca me imaginé lo que realmente estaba pasando ahí”.

“Iba caminando cuando escuché las sirenas, ahí iba el viejo Revilla, también una muchachita, en aquel entonces como de 20 años, Cristina se llamaba y también pasó Juanito. Nunca, pero nunca me imaginé que sería la última vez que los vería con vida” señaló el señor Roberto en entrevista telefónica.

Paramédicos entraron a la zona afectada, pero una segunda explosión los sorprendió

Los socorristas caídos son recordados por sus compañeros.

Dijo que más que compañeros eran amigos pese a la diferencia de edades, por lo que era común verlos trabajar juntos, haciendo un excelente equipo el cual, desafortunadamente fue víctima de la segunda explosión que se registró ese “Domingo Negro”.

Cuando otros compañeros encontraron sus cuerpos fue una noticia impactante para todos en la corporación. Hasta la fecha los recuerdan como grandes personas, con un corazón lleno de bondad y ganas de ayudar a la gente. 

La muerte no fue tan fuerte como para separarlos, pues fueron sepultados uno junto al otro en el Panteón Villas de la Esperanza, y sus tumbas fueron adornadas con dos cruces de concreto cada una; una de color blanco y otra de color rojo que recuerdan su valentía dentro de la Cruz Roja en Celaya.

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