Solo ballenas, pingüinos, focas, líquenes, musgos y algunas aves como albatros, habitan toda su vida en la Antártida, la región más helada, más solitaria, más seca y más ventosa de la tierra. 

Pero miles soñamos con poner un pie en el continente blanco, sentir el frío hasta los huesos, la cara resquebrajada y manos y pies congelados. 

Silversea, la compañía de barcos ultra lujo, ofrece cruceros de expedición al fin del mundo. Expertos en el Polo Sur acompañan a los viajeros y garantizan la seguridad de cada uno de sus pasajeros, tanto en tierra como en el mar.   

La experiencia de Silversea en llegar a los sitios más remotos de la tierra es reconocida por los trotamundos. Su flotilla cuenta con navíos construidos especialmente para navegar en las aguas del océano Pacífico, del Ártico a la Antártida.  

El barco de expedición de Silversea, el más joven de la compañía, bautizado como Silver Endeavour, cuenta con un equipo de exploración que marca las rutas seguras de navegación.

A su paso, el Endeavour abre camino resquebrajando capas de hielo de más de 2 metros de grosor. Bordea glaciares y esquiva los icebergs que se desprenden, sortea vientos de más de 100 kilómetros de velocidad y resiste nevadas que duran en ocasiones varios días.

El navío  de Silversea en espera de sus huéspedes.
De Santiago de Chile.

Mientras la naturaleza sigue su curso en el exterior dentro del barco el ambiente es cálido y entretenido. Las 24 horas del día hay 4 restaurantes abiertos o servicio de alimentos y bebidas a las suites.

Igual sirven langosta o costilla de cordero que pizza o hot dog, hay para todos los gustos. 

También el Internet, el observatorio y la biblioteca siempre están disponibles.

Las cubiertas al amanecer están blancas de nieve y el termómetro puede bajar a menos 50 grados con vientos de más de 100 kilómetros por hora.

El Endeavour, en el cual viajamos al fin del mundo un grupo de periodistas invitados por Silversea, tiene capacidad para 200 pasajeros y es atendido por 200 marineros y personal de servicio de 37 países.

Dentro del navío y en tierra, la atención a los huéspedes está calificada como clase polar PC6, la más alta del sector turismo. El capitán del Endeavour, Niklas Peterstam, cuida de ratificarla.  

Los turistas también pueden hacer paseos a pie.

De Santiago de Chile a la isla King George

Los vuelos están sujetos a la intensidad del viento, la nubosidad y  tormentas de nieve y solo se realizan si el tiempo lo permite.

La expedición a la Antártida inició en el aeropuerto de Santiago de Chile. Los viajeros procedentes de Francia, Alemania, Japón, China, Canadá, Estados Unidos y México y otros países, eran de todas las edades; familias con niños y abuelos; parejas de jóvenes y turistas solitarios.

El vuelo al puerto Punta Arenas, en la Provincia de Magallanes conocida como “Patagonia chilena”,  fue de cinco horas, en chárter, con menú y atención personalizada de Silversea. 

El traslado de viajeros a bordo de lanchas de goma llamadas ‘Scorpio’. 

Las siete islas:

King George

Cuverville

Petermann

Pleneau

Detaille

Jenny

Deception  

El centro de mando del Silver Endeavour.

En la ruta de Magallanes

Punta Arenas es la base de 15 países. La ciudad honra con una estatua y un museo a Fernando de Magallanes, el explorador que descubrió un pasaje entre el Atlántico y el Pacífico. Antes del Canal de Panamá, era el principal puerto de conexión de ambos océanos. 

Al aterrizar en Punta Arenas empezaron las emociones fuertes. Un aviso alertó a los pasajeros:  Al día siguiente habría mal tiempo así que sería imposible volar a la isla King George en donde esperaba el barco para iniciar el recorrido por la Península Antártica.

La decisión fue cancelar la estancia en este puerto y volar de inmediato a King George para  abordar en la tarde el Silver Endeavour.

Dos aviones de hélice transportaron a los turistas a la isla. A bordo empezó a sentirse más y más frío y al descender, todos vestían ropa polar incluyendo botas, pantalón y una chaqueta roja impermeable llamada parka.

Desde ese momento, la parka fue indispensable para sentir menos  frío.

La isla King George es difícil describirla. El suelo rocoso con arroyos por todas partes; montañas de nieve, viento fuerte y menos de 20 personas trabajando en el lugar.

Muy cerca de la pista y del mar, hay cuartos de madera que habitan y a unos metros una pequeña iglesia. Hablan español y entienden el inglés. 

Las primeras horas del día en la cubierta del barco.

King George es la entrada principal a la Península Antártica. Ahí abordan los pasajeros de Silversea lanchas de goma, llamadas Scorpio, para llegar al barco.

El frío y el viento no pararon los siguientes 7 días. Solo hubo cambios de intensidad. 

Tierra de pingüinos y focas

En la Antártida, las aves de plumaje negro y brillante son los amos. Casi todas las islas son habitadas por colonias de pingüinos y en ninguna parte del continente pueden ingresar  animales ajenos al territorio blanco.

Las aves miden unos 70 centímetros de alto, pesan menos de 10 kilos  y caminan con sus alas hacía atrás. Parecen indiferentes a la presencia de los excursionistas.

La recomendación es no mirarlos fijamente, no acercarse a menos de 5 metros y no alzar la voz. Los pingüinos no son asustadizos ni agresivos. Caminan con torpeza pero nadan como campeones.

Los graznidos de las aves vestidas de etiqueta son muy intensos cuando buscan a sus pequeños o a otros integrantes de la colonia. Es común ver pingüinos solitarios en  témpanos de hielo, en medio de la nada  y alejados del grupo pero nunca se pierden, siempre vuelven al grupo y con peces para comer.

Para las focas, los turistas también pasan casi desapercibidos. Ni siquiera los miran y no interrumpen su peculiar movimiento de rascarse los bigotes con las aletas.

Las focas viven ajenas a la rutina de los pingüinos aunque comparten mar y tierra. Descansan en las costas durante horas y no se mueven ni con el paso de los turistas.

Los pingüinos no son asustadizos ni agresivos.

Describen científicos que solo duerme la mitad de su cerebro y la otra parte siempre está despierto. En el mar respiran profundo y sus pulmones almacenan aire para aguantar 20 minutos bajo el agua.

Se mueven en las aguas dulces de La Antártida y se reproducen seguras por ahora.

Tierra de la ciencia 

La Antártida es una tierra que no pertenece a nadie. Ningún país o gobierno puede decirse dueño de las islas o los glaciares. Se rige por un tratado firmado por varios países que prohíbe explorar petróleo y llevar animales de otras partes del mundo.

El acuerdo de naciones detuvo la matanza de ballenas en la isla Deception y en otras. Miles de ballenas eran cazadas para obtener su aceite y otras partes de sus cuerpos. 

La isla Deception era conocida como el corazón de una industria dedicada a la cacería. Aún están las ruinas de la fábrica y los cobertizos en donde vivieron los cazadores. 

La Antártida es una tierra que no pertenece a nadie.

Existen crónicas del sacrificio de ballenas que indican que en un solo año podían sacrificar hasta 50 mil.

La grasa de las ballenas se cocía en unos tanques para obtener el aceite que era utilizado como combustible.

Territorio de científicos

Científicos de varios países se reúnen en el verano en bases construidas en puntos estratégicos de la Antártida.

En la isla Deception se encuentra una de ellas. Es una casa pequeña, de madera, con ventanas pequeñas. Más bien parece una bodega sellada. Una antena satelital indica que tiene comunicación con otras partes del mundo.

Los científicos estudian el hielo, las rocas, el océano, los fósiles y otros analizan musgos y líquenes. Hay estudiosos del clima, del sol, las estrellas, los planetas.

Científicos de varios países se reúnen en el verano para estudiar la zona. 

Pero la principal tarea que ocupa a los expertos en esta área de referencia es descubrir los indicadores de lo que pasa en el medio ambiente. 

El continente blanco reúne las condiciones para analizar el cambio climático.

En las bases científicas participan varios países principalmente Argentina, Rusia, Chile y Estados Unidos.

La base de la isla Deception forma parte de la colonia de pingüinos que parecen custodios de la construcción.   

Bautizo de hielo

El capitán Peterstam hizo el anuncio del fin del crucero de 7 días, de Robert Point a la isla King George.

Y enseguida la cereza de pastel, el registro de turistas con ganas de rejuvenecer 15 años o de regresar a la Antártida.

El deseo se cumpliría con un chapuzón en las aguas heladas e incluso con trozos de hielo.

Algunos osados se avientan un chapuzón en las aguas heladas. 

Aparecieron unos 15 valientes en traje de baño, hombres y mujeres, y uno a uno, bien asegurados desde el barco un arnés, se lanzaron al océano y salieron gustosos ante la posibilidad de que se cumplan sus deseos.

Datos a tomar en cuenta:

– Hay temperaturas de -40 grados centígrados y ráfagas de viento superiores a 50 kilómetros por hora, forman parte de la experiencia de navegar en el hielo y caminar entre miles de  pingüinos y focas tumbadas a la orilla de las islas.

el dato 

– Están instaladas bases científicas por Argentina, Chile, Estados Unidos y Alemania, principalmente, las cuales entran en funcionamiento durante el verano. Los estudiosos investigan la relación del hombre con los cambios climáticos.

– La Antártida, llamada también Continente Blanco, atrae a amantes de los sitios más remotos y solitarios de la tierra. Familias con niños, jóvenes y abuelos, viajan al reino congelado con todas las medidas de seguridad y comodidad de la compañía de cruceros ultra lujo, Silversea  

Capitán Niklas Peterstam y su cercanía con los viajeros.

Esto debes llevar en tu maleta: 

Prendas necesarias 

en La Antártida 

Botas de plástico 

hasta la rodilla, afelpadas en el interior

Camiseta 

y pantalón térmico

Camisa térmica

Calcetines de lana

Sweater de lana 

Gorra

Guantes 

impermeables

Anteojos

especiales 

para la nieve

Calentador 

de cuello

Parka

 

Silversea, la compañía de barcos ultra lujo, ofrece cruceros de expedición al fin del mundo./ Fotos: J. Ramón Malacara Velázquez.

Silversea, la compañía de barcos ultra lujo, ofrece cruceros de expedición al fin del mundo./ Fotos: J. Ramón Malacara Velázquez.

Silversea, la compañía de barcos ultra lujo, ofrece cruceros de expedición al fin del mundo./ Fotos: J. Ramón Malacara Velázquez.

Silversea, la compañía de barcos ultra lujo, ofrece cruceros de expedición al fin del mundo./ Fotos: J. Ramón Malacara Velázquez.

Silversea, la compañía de barcos ultra lujo, ofrece cruceros de expedición al fin del mundo./ Fotos: J. Ramón Malacara Velázquez.

Silversea, la compañía de barcos ultra lujo, ofrece cruceros de expedición al fin del mundo./ Fotos: J. Ramón Malacara Velázquez.

Silversea, la compañía de barcos ultra lujo, ofrece cruceros de expedición al fin del mundo./ Fotos: J. Ramón Malacara Velázquez.

Silversea, la compañía de barcos ultra lujo, ofrece cruceros de expedición al fin del mundo./ Fotos: J. Ramón Malacara Velázquez.

Silversea, la compañía de barcos ultra lujo, ofrece cruceros de expedición al fin del mundo./ Fotos: J. Ramón Malacara Velázquez.

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