París.- Recolectores de basura, trabajadores de servicios públicos y conductores de trenes son algunos de los que no acudirán a sus puestos de trabajo el martes en toda Francia para mostrar su disconformidad con un proyecto de ley que propone elevar la edad de jubilación a los 64 años, algo que los sindicatos ven como una amenaza más amplia al modelo social francés.
Se esperan más de 250 protestas en la capital, París, y en todo el país en lo que las organizaciones esperan que sea su mayor demostración de fuerza hasta la fecha contra la norma estrella del presidente, Emmanuel Macron, tras casi dos meses de movilizaciones. El proyecto se debate esta semana en el Senado.
Los sindicatos amenazaron con congelar la economía con paros en múltiples sectores, incluyendo una huelga indefinida en la autoridad ferroviaria nacional, SNCF.
Philippe Martinez, líder del sindicato CGT, dijo en declaraciones a FranceInfo que el movimiento de protesta está “entrando en una nueva fase”.
El objetivo es que el gobierno retire su borrador de reforma. Y punto”, afirmó.
Algunos sindicatos han convocado huelgas indefinidas en sectores que van desde las refinerías y depósitos de petróleo a las instalaciones de electricidad y gas. Por la noche, los trabajadores de cada sector decidirán localmente si siguen adelante con la protesta, apuntó Martinez.
Todos los envíos de petróleo se paralizaron el martes debido a los paros en las reginerías de los grupos TotalEnergies, Esso-ExxonMobil y Petroineosm de acuerdo con CGT.
Los camioneros bloquearon esporádicamente las principales carreteras y enlaces circulando lentamente cerca de varias ciudades del país.
En París, los recolectores de basuras iniciaron una huelga indefinida y el martes en la mañana bloquearon el acceso a la planta incineradora de Ivry-sur-Seine, al sur de la capital, que es el mayor centro europeo de este tipo.
“El trabajo de basurero es duro. Normalmente trabajamos muy temprano o muy tarde (…) 365 días al año. Normalmente tenemos que cargar con grandes pesos o estar de pie durante horas para barrer”, contó Regis Viecili, un recolector de basura de 56 años.
Algunos huelguistas indicaron que ese ritmo tan intenso tiene un impacto negativo sobre su vida diaria y que el trabajo es tan exigente que suelen sufrir tendinitis y otros dolores. Por ello, tienen un plan de pensiones especial. Pero si la reforma se aprueba, se jubilarían a los 59 años y no a los 57.
Muchos basureros mueren antes de la edad de jubilación”, apuntó Viceli.
“La esperanza de vida de un basurero es siete años menor a la de un trabajador normal”, apuntó Natacha Pommet, activista del sindicato CGT.
Antes del amanecer, los pasajeros se agolpaban en uno de los pocos trenes que se dirigían a París desde los suburbios. El gobierno animó a los trabajadores a teletrabajar siempre que fuese posible.
En el aeropuerto Charles de Gaulle de la capital se canceló una quinta parte de los vuelos previstos, mientras que en el de Orly se suspendieron alrededor de un tercio. Los trenes a Alemania y España no circularán y los que van a Gran Bretaña se reducirán un tercio, según SNCF.
La mayoría de los trenes de alta velocidad y regionales se cancelaron.
Se espera que más del 60% de los maestros de educación primaria secunden la huelga, así como otros trabajadores del sector público.
El transporte público se vio afectado en la mayoría de las ciudades del país.
En la Riviera Francesa, los problemas con los trenes, incluyendo los que unen Francia con Italia a través de Mónaco, perjudicaron a las decenas de miles de personas que van a trabajar a diario al principado.
La reforma elevaría la edad oficial de jubilación de los 62 años actuales a 64 y exigiría que, a partir de 2030, habrá que tener 43 años de trabajo para poder percibir una pensión completa, además de otras medidas. El gobierno señala que el sistema entrará en déficit en una década debido al envejecimiento de la población y al aumento de la esperanza de vida.
Los sondeos sugieren que la mayoría de los votantes franceses se oponen al proyecto de ley de Macron.
En la estación de tren de Saint Lazare, en París, Briki Mokrane, un trabajador de seguridad contra incendios de 54 años dijo que “obviamente es muy difícil para los trabajadores, pero desafortunadamente en Francia siempre es lo mismo: tenemos que hacer huelga o manifestaciones para conservar nuestros derechos”.
Los legisladores de izquierdas sostienen que las empresas y las personas más ricas deberían aportar más para financiar el sistema de pensiones.
Los ocho principales sindicatos del país y cinco organizaciones juveniles se reunirán el martes en la noche para decidir sobre los próximos pasos.
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HLL