Salamanca, Guanajuato.- Entre lágrimas, rostros desencajados y anhelos de justicia, familiares guardaban silencio durante el sepelio de Claudia Cano, asesinada presuntamente por su novio, en el templo de San José, en la comunidad de La Tinaja, en donde vivió toda su vida.
Mientras la misa era oficiada, algunas madres que pasaban por afuera del templo junto con sus niños luego de recogerlos en la escuela hacían una breve parada frente al templo para escuchar la ceremonia y ofrecer algunas plegarias por Claudia.
En su mensaje, el padre de la comunidad ofreció consuelo a la familia, que tras el duro golpe, “debe recordar que los fieles de Dios tendrán resurrección, la vida terrenal es efímera”.
Algunos globos con una rosa roja en su interior fueron regalados a las mujeres que asistieron a la misa de cuerpo presente de Claudia.
El pequeño templo de San José albergó a casi 70 personas, quienes se dieron cita al mediodía para escuchar el mensaje del sacerdote, buscando un soporte ante la tragedia que cimbró a la comunidad.
Al finalizar la ceremonia, Claudia fue abordada a la carroza fúnebre donde inició su viaje a un campo santo de la zona urbana, acompañada de todos aquellos quienes la conocieron y apreciaron durante su vida.
Se la llevaron a la fuerza
“Sacaron a mi hija a la fuerza la noche del domingo, a las tres horas ya estaba muerta”, señaló el señor J. Dan Cano, padre adoptivo de Claudia Cano, a quien presuntamente asesinaron de un golpe en la cabeza.
Al acercarse vieron que el copiloto ya no tenía signos vitales, era mi hija, ya la llevaba muerta”.
Dan Cano afirmó que los ministeriales le dijeron que “dieron con el presunto responsable”. Se trataba de Juan Enrique, el novio de Claudia.
“Lo detuvieron los policías de Valle a las 11 de la noche, de ‘pura chiripa’ en la colonia El Socorro porque iba a exceso de velocidad en su camioneta: una Silverado doble cabina roja con placas de Texas. Al acercarse vieron que el copiloto ya no tenía signos vitales, era mi hija, ya la llevaba muerta”, dijo.
El papá de Claudia agregó además que “pasaron las horas del lunes en la mañana y no bajaba, hasta que una vecina dijo que tampoco veían la camioneta del novio.
“Subimos y no había nadie en el cuarto, empezamos a hablarle. Las primeras tres llamadas sí sonó el teléfono, después ya me mandaba directo a buzón; aquí estuvimos, luego fuimos a la despensa y regresamos. Posteriormente iba a salir a buscarla a Rincón de Parangueo cuando hablaron unas personas: me buscaban unos ministeriales”, dijo.
Cuando el padre de Claudia llegó al Hospital Bicentenario los agentes le dijeron que los acompañara al Ministerio Público. No obstante, Dan Cano exigió ver primero a su hija. En respuesta, los ministeriales le aseguraron que el presunto responsable ya estaba detenido, pero que su hija se encontraba en el Servicio Médico Forense, de Guanajuato capital.
Según Dan Cano, la versión que le dieron las autoridades -de acuerdo con lo declarado por Juan Enrique- es que “según iban discutiendo en la camioneta y ella se tiró, que se quiso escapar”. Esa versión no fue aceptada por la familia pues aseguraron sobre Claudia: “mi hija no tiene ningún raspón, ella lo que tiene es un golpe en la cabeza”, sostuvo.
Además, afirmó qué Juan -el novio- se dedica a la paquetería, así como a llevar y traer cosas de los Estados Unidos. Según las primeras versiones, Juan Enrique, originario de la comunidad de Rincón de Parangueo en Valle de Santiago, sacó a la fuerza a Claudia el domingo a las ocho de noche, la subió a su camioneta y se la llevó.
La familia de Claudia tiene cierto consuelo al saber que al menos el presunto asesino de su hija está detenido.
“Estamos viendo ya lo de la misa, a lo mejor lo hacemos a la una de tarde. Porque a mi hija le gustaba que la gente que la acompañaba no le diera el sol, así que quiero respetar su voluntad”, finalizó.
CA