La orquesta estadounidense interpretó piezas de compositores de Estados Unidos y México

León, Guanajuato.- Bajo la batuta de su director titular, el maestro William Boughton, la Orquesta Sinfónica de Yale (YSO, por sus siglas en inglés) emocionó al público en el Teatro del Bicentenario Roberto Plasencia Saldaña con su vibrante interpretación de obras mexicanas, entre ellas, el famoso “Huapango” de Moncayo.

Sin duda, los asistentes quedaron impresionados por la vitalidad, frescura y pasión de los 80 integrantes de la agrupación estadounidense, la mayoría de ellos, estudiantes de carreras no relacionadas con la composición musical ni su interpretación. 

Como parte de su primera visita a México, la Yale Symphony Orchestra preparó un programa especial con obras del repertorio sinfónico clásico: el romántico “Concierto para flauta” del alemán Carl Reinecke y la grandiosa “Séptima Sinfonía” del finlandés Jean Sibelius. 

Pero el conjunto también incluyó música de compositores de Estados Unidos y México, debido a que su gira se realiza en el marco de los festejos por el 200 aniversario de las relaciones diplomáticas entre ambos países.

Ante un teatro lleno, la YSO inició el concierto con “Rainbow body” del estadounidense Christopher Theofanidis, egresado de Yale, quien escribió la pieza en el año 2000, inspirado por la creencia del budismo tibetano de que cuando una persona sabia muere, su espíritu se integra al universo y aparece un arcoíris.

La Orquesta Sinfónica de Yale interpretó la obra “Rainbow body” del compositor estadounidense Christopher Theofanidis. Foto: Cortesía del Teatro del Bicentenario.

Desde los primeros compases de la inquietante introducción, el violonchelista principal de la YSO, Spencer Adler, de 24 años, sorprendió por su excelente técnica y expresividad. Después, las cuerdas presentaron con brillantez la melodía principal, basada en un canto litúrgico medieval de la abadesa alemana Hildegard von Bingen

Es verdad que la interpretación no fue siempre limpia, pero las fallas fueron compensadas por la energía de los jóvenes músicos, quienes incluso agregaron algunos gritos alegres a la parte final de la partitura para realzar su carácter triunfal. A ello se sumó el sonido potente de los trombones y trompetas, creando un final sublime. 

 

Seduce Nadira Novruzov en la flauta 

Ataviada con un elegante vestido verde esmeralda, la flautista Nadira Novruzov, de 25 años, caminó hacia el escenario para interpretar el concierto de Carl Reinecke, durante el cual cautivó a los presentes con el sonido suave y cálido de su instrumento.

La estudiante de Historia y editora del Yale Herald no sólo logró expresar el lirismo de la melodía principal del “Allegro molto moderato”, sino que llegó a conmover al público con su legato y musicalidad en el desgarrador movimiento lento. 

Nadira Novruzov deleitó con su sonido suave y virtuosismo en el “Concierto para flauta” de Carl Reinecke. Foto: Cortesía del Teatro del Bicentenario.

Acompañada por una orquesta igualmente exquisita, la hermosa solista interpretó con fluidez los arpegios y escalas de la obra, así como la rápida coda del alegre rondó. 

El brillante resultado, producto también de la equilibrada dirección de William Boughton, fue reconocido con fuertes aplausos y gritos de la audiencia. Finalmente, el personal del teatro le entregó un ramo de flores a la artista, quien agradeció las muestras de cariño con una bella sonrisa.

 

Conmueve sinfonía nórdica

Tras el intermedio, la velada continuó con la “Sinfonía número 7” de Jean Sibelius, el principal compositor posromántico de Finlandia, ícono nacional de aquel país y uno de los máximos sinfonistas nórdicos del siglo XX.

A pesar de algunos problemas de emisión por parte de los cornos al inicio de la fantasía sinfónica, la orquesta desarrolló el drama de la obra con solvencia, transportando a los oyentes por diferentes estados de ánimo. 

En general, William Boughton condujo con sobriedad y mesura, por lo que la lectura de la partitura resultó equilibrada y ordenada. Aunque consiguió un momento de gran emoción en la última repetición del tema del trombón, que se escuchó con claridad, igual que las cuerdas, que lucieron un sonido luminoso en los pasajes sin acompañamiento.

Los músicos interpretaron la grandiosa “Séptima Sinfonía” del compositor finlandés Jean Sibelius. Foto: Cortesía del Teatro del Bicentenario.

Rinden tributo a México 

La YSO concluyó el programa con la obra sinfónica mexicana más famosa en el mundo por sus exuberantes melodías y su espíritu festivo: “Huapango” de José Pablo Moncayo

En verdad, los intérpretes se entregaron a la música y contagiaron su vivacidad y alegría. Además, los trompetistas y trombonistas tuvieron oportunidad de exhibir su excelente nivel técnico, dejando al público boquiabierto, en un ambiente de completo regocijo.

Al concluir la pieza con ritmo frenético, la ovación de pie no se hizo esperar y los aplausos y vítores inundaron el teatro. Conmovido, William Boughton agradeció el reconocimiento enviando besos al aire e invitando a su director asistente, Elías Gilbert, de 24 años, a dirigir con entusiasmo el encore “Conga del fuego nuevo” del mexicano Arturo Márquez.

Con entusiasmo, el joven Elías Gilbert dirigió a la YSO y ofreció una versión enérgica de “Conga del fuego nuevo” de Arturo Márquez. Foto: Cortesía del Teatro del Bicentenario. 

El público quedó feliz con el regalo y, tras el grito de “¡otra, otra!”, la sección de cuerdas de la YSO tocó el romántico vals “Beneath mexican stars” (Debajo de las estrellas mexicanas), publicado en 2021 por el compositor inglés Michael Hoppé como un homenaje a San Miguel de Allende, su hogar desde hace nueve años. Con esta mágica pieza, la velada cerró con broche de oro.

 

La orquesta estadounidense interpretó piezas de compositores de Estados Unidos y México. Cortesía del Teatro del Bicentenario.

La orquesta estadounidense interpretó piezas de compositores de Estados Unidos y México. Cortesía del Teatro del Bicentenario.

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