“Y cuando el Cordero rompió el séptimo sello del rollo, hubo silencio en el cielo durante una media hora… Y los siete ángeles que tenían las siete trompetas, se dispusieron a tocarlas”. Con estas palabras, extraídas del libro bíblico Apocalipsis (versículos 1 y 6), comienza la película El séptimo sello (Det sjunde inseglet); magna obra del director sueco Ingmar Bergman, estrenada en 1957.

Esa película de Bergman no es para nada una historia que comprometa creencias religiosas. Se trata de un filme con profundidad filosófica, que va más allá de la superficialidad de la fe. Esta, al igual que innumerables películas, encontraron en las honduras bíblicas argumentos perfectos para poder convertir en guion cinematográfico, sin ser precisamente historias de religión.

Tal es el caso de “El decálogo” (Dekalog), serie de diez películas, basadas, cada una, en los Diez Mandamientos, según la creencia cristina. Esta magnífica obra, es autoría del director polaco Krzystof Kieslowski, realizada en 1989. El conjunto de filmes basados en cada uno de los mandamientos, no presenta un apego religioso, ni bíblico; va más allá, cuestiona y confronta situaciones morales y éticas del ser. Todo, en la Polonia de finales de los años ochenta.

Otro de los grandes éxitos en la historia del cine, ubicada como película bíblica, sin serlo, es “Ben-Hur”, de la cual existen cuatro adaptaciones de la novela homónima, autoría de Lewis Wallace, quien publicó su novela en1880. La historia aborda la vida de Judah Ben-Hur y su cruce con la pasión de Jesucristo. Todas las adaptaciones de dicha obra, fueron realizadas en Hollywood.

A primera adaptación de la obra de Lewis, se dio en 1907, con un corto de apenas 15 minutos de duración. La segunda vez que Ben-Hur llegó al cine, fue en 1925. Con un actor mexicano como protagonista, el legendario Ramón Novarro. Y, en 1959, se estrenaría la mejor de las adaptaciones de esta historia, de la mano del director William Wyler, con Charlton Heston en el papel estelar.

Ben-Hur, en la versión de Wyler, es una de las más grandes películas de la historia. Ninguna otra obra inspirada en sucesos bíblicos, cristianos y religiosos, tiene la grandeza cinematográfica de este filme, mismo que trasciende cualquier sistema de creencias religiosas. Esta película es un monumento épico a la grandeza del cine de mediados del siglo XX.

La Biblia, Cristo, la Semana Santa, la Pascua, y demás elementos de religiosos y de fe, han contribuido de gran manera en la nutrición argumental del cine desde su inicio como máquina contadora de historias. En algunos casos como alegoría, en otros como metáfora, en algunos más solo como fuente de inspiración, estos elementos siempre darán a la cinematografía historias buenas para contar.

ACLARACIÓN       
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo

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