Cuando llega la Pascua vemos por todos lados figuras de conejos y llamativos huevos decorados o de chocolate pero, ¿De dónde viene esta costumbre?
Una tradición de siglos
Se considera que los huevos son un símbolo de fertilidad y renacimiento, acordes con la primavera, pero la historia de los huevos de Pascua se remonta hasta el siglo XIII.
En aquel entonces, la iglesia prohibía el consumo de huevo durante la Cuaresma, pues se consideraba similar a las carnes rojas.
La restricción terminaba el Domingo de Pascua, por lo que en esta celebración la gente se regalaba huevos entre sí en señal de júbilo.
Además, en algunas partes del mundo, al inicio de la cuaresma los huevos eran recubiertos con cera (a veces cera de colores) para que no se echaran a perder durante la temporada, lo que dio la idea de decorar los huevos.
Con el tiempo, en países como Italia, Francia y Alemania, se comenzaron a fabricar huevos de chocolate.
Actualmente es toda una fiesta en la que los padres ocultan los huevos para que los niños los encuentren, convirtiendo a la Pascua en una fecha muy esperada.
Conejo de Pascua
Otro protagonista de esta festividad es el Conejo de Pascua. Aunque hay quienes dicen que este personaje se inventó para darle el toque de fantasía a la búsqueda de los huevos, siendo un equivalente a Santa Claus y sus regalos, lo cierto es que hay una leyenda católica que explica su existencia.
Se cuenta que un conejo fue testigo del momento en que ponen el cuerpo de Jesús en el Santo Sepulcro y al no entender por qué había tanta gente alrededor, el conejo decidió quedarse para ver lo que sucedía.
Al tercer día, el animalito vio resucitar a Jesús y al no poder comunicarse con los humanos buscó una manera de transmitir la buena nueva, por lo que pintó unos huevos y los repartió, recordando al mundo la dicha de que el Señor había resucitado.