En fechas recientes se han incrementado los ataques del crimen en sitios públicos, concurridos, y en la mayoría de los casos no se detuvo a los responsables.
A partir del asesinato de un empresario en Mazatlán en una taquería, donde dos turistas canadienses resultaron heridos, el 30 de marzo pasado, se dieron otros hechos como la masacre en el balneario de Cortazar, el homicidio de un empresario en un café de Tulum y el ataque en el centro comercial de Polanco.
Se trate de una persona inocente o de un supuesto criminal, como en el caso de la Ciudad de México, no deben ocurrir este tipo de hechos porque ponen en riesgo a ciudadanos y dejan la impresión de que no hay un solo sitio seguro en nuestra ciudad o nuestro país.
Antes se habían cometido otros ataques en playas y centros comerciales del país, ante la mirada de docenas de personas y donde en más de una ocasión hubo víctimas que no tenían nada que ver en los hechos.
Los delincuentes tienen la ventaja de que sus agresiones las realizan con premeditación, alevosía y ventaja, y esta es una disculpa que argumentan las autoridades encargadas de la seguridad pública.
Me asombran las noticias que tienen que ver con el uso de la tecnología más avanzada, que se plasman en la inteligencia artificial (AI o IA, dependiendo del idioma), en distintas actividades del ser humano.
Son innumerables los usos de la IA como en la creación de imágenes y sonidos con los que se logran hacer fotos o videos de personas, en las que ya no es posible diferenciar los que son reales de los que son creados.
Pero la IA se utiliza en la robótica, en sistemas, máquinas y equipamiento de todo tipo. Un ejemplo es el que nos informaron que tendría la plataforma israelí que adquirió el Municipio de León para el C4.
Según lo que nos vendieron, esta plataforma tendría la capacidad de incrementar los beneficios de la videovigilancia, con 40 distintos analíticos o posibilidades para detectar y prevenir hechos delictivos.
Ese sistema tiene la virtud de hacer el trabajo de muchas personas, quienes no tendrían que estar viendo las docenas de pantallas, y con una o dos es suficiente, porque de manera automática el equipo les alerta cuando hay una incidencia.
La identificación de personas reincidentes en faltas o con antecedentes delictivos, incluso con órdenes de aprehensión, y la detección de placas de vehículos robados o que fueron usados para cometer crímenes, son otras de las posibilidades de la IA.
Si los gobiernos (de los tres órdenes) y sus corporaciones de seguridad pública no aprovechan las posibilidades que nos da la ciencia y la tecnología, los delincuentes sí lo harán o, más bien, ya lo están haciendo.
No se debe escatimar en recursos económicos para adquirir y actualizar el equipamiento en seguridad, porque se ha visto que no es un gasto sino una inversión rentable.
Volviendo a lo de las cámaras, qué importante es que un sistema con inteligencia artificial, detecte la presencia de hombres armados y de seguimiento a sus movimientos, para que la autoridad tenga la capacidad de reacción para prevenir un ataque e incluso de atrapar a los criminales.
Para mejorar nuestra seguridad y nuestra percepción de esta, es necesario combinar la inteligencia humana y la IA, que es producto de la primera. Además, se debe tener una verdadera coordinación entre las corporaciones policiales y militares, porque todas persiguen el mismo fin.
De pronto no lo recapacitamos, pero la inteligencia artificial también está, de una manera u otra, a disposición de nosotros los ciudadanos, que debemos ver la forma de aprovecharla por nuestro bien y seguridad.
MTOP