Inició la Fenal, Feria Nacional del Libro en León. Solo superada en el centro del País por la FIL de Guadalajara, es un espacio de encuentro entre quienes gustan la lectura y la cultura. A pesar de que México sigue siendo un País de no-lectores (la lectura en México ha caído de acuerdo a Inegi en los últimos siete años); esto es, que, en 2016, casi el 82 % de las personas mayores de 18 años leía de forma habitual y ahora solo el 68,5 % lo hace en 2023. La encuesta analiza los hábitos de lectura en el país. Y revela que un tercio de la población mayor de edad, que sabe leer, no ha posado sus ojos en un periódico o una página de internet en la última semana, y tampoco ha abierto un libro en el último año o una revista en los últimos tres meses.
Por eso, el desafío de estos 10 días de la Fenal, pues las estadísticas en León son todavía tristes, sobre no lectores. El ICL tiene todo organizado con programación literaria, encuentro de promotores, presentaciones artísticas, talleres de promoción a la lectura, concursos literarios, exposiciones y, por supuesto, exhibición y venta de libros, que organiza el Instituto Cultural de León. El programa literario tiene ciclos especializados con conversatorios, lectura de obra, conferencia, taller y charlas, todo abordando intereses y problemáticas vigentes, para el desarrollo del pensamiento crítico, ampliar conocimientos, desatar la imaginación y provocar la reflexión.
Digo que es un desafío el que tiene la Fenal, pues la encuesta del Inegi refleja una tendencia a la baja de lectura que contrasta con un contexto en el que la alfabetización está en aumento, pero también las horas de consumo de entretenimiento digital aumenta. Sí, las redes sociales y los videos, series y películas en las distintas plataformas de streaming, tienen horas enormes de contenido. El tiempo que los mexicanos pasan conectados es de casi 5 horas al día en 2021. El INEGI afirma que a medida que avanza la edad disminuye el tiempo de lectura. Entre los 18 y los 24 años leen ocho de cada 10 personas, mientras que solo seis de cada 10 personas mayores de 65 años leen regularmente.
Pero la encuesta nos da pistas para aprovechar la Fenal; de las personas que no leen, el 31 % se queja mucho más que la población lectora, por no haber recibido estímulos suficientes durante la infancia; el 83 % de las personas que no lee declaró que sus padres no los llevaban a bibliotecas ni librerías, el 80 % dijo que sus padres no leían y el 68 % nunca vio a sus padres leer.
Por tipo de lectura entre la población en general, ganan los libros, que lee un 41 % de las personas que consumen algún tipo de material de lectura; después, páginas de internet, foros o blogs, que consumen un 37 % de las personas encuestadas, seguido de las revistas (23.6 %) y los periódicos (18.5 %). ¿Por qué leemos? El 44.6 % dijo que por diversión y para entretenerse, mientras que un 26.5 % lo hace porque lo necesita para su trabajo o para estudiar y casi un 20 % por cultura general. Aunque todavía hay mucha lealtad hacia los materiales impresos, los formatos digitales se han abierto espacio importante entre la población lectora. Del 2016 al 2022 la lectura de revistas digitales incrementó 17 puntos, la de libros digitales creció 16 puntos y la de periódicos digitales trepó 14 puntos.
Lamentablemente, el hábito de la lectura no es uno de los fuertes entre la población leonesa, en medio de nuestra realidad de pobreza y marginación. Leer todavía resulta ser caro, inaccesible, para una gran parte de la población. Acudir a la Fenal y comprar es todavía imposible para las mayorías. El promedio de compra por persona es de 200 pesos. Aunque acude un 67 % con familias, es difícil acudir sin comprar material didáctico, revistas, libros. Solo las familias de clase media y alta pueden realizar compras, pues las pobres destinan casi el total de sus ingresos solo a las necesidades básicas.
La OCDE, encontró una relación directa entre el hábito de lectura y los resultados en las evaluaciones PISA: los estudiantes que más leen por placer obtienen mejores notas. Pero los estudiantes con desventajas socioeconómicas tienden a desarrollar con menor fuerza el gusto por la lectura, lo que los coloca en una posición de vulnerabilidad educativa. Necesitaríamos esquemas para facilitar el acceso no solo a la visita, sino a becas de lectura, para popularizar más, la maravillosa Fenal.