La promoción a la lectura es un tema que se ha puesto muy de moda y que ha llegado hasta las universidades como tema de estudio, incluso hay posgrados sobre ello.
Pero hay promotores, vamos a llamarlos informales, que hacen un enorme trabajo de difusión y de los que no se suele hablar mucho: los libreros.
Entiéndase que el término aplicado en este contexto no se refiere al mueble, sino a la persona que vende libros, aunque en este caso, platicando con varios de ellos en la Fenal, los escuché a sí mismos denominarse ferieros.
Y es que si los libreros tienen su espacio en las librerías, estos promotores querían identificarse con el ambiente peculiar en el que se forman.
Los ferieros están dispuestos a ser nómadas, que se van instalando de feria en feria y de esta forma van habitando (mas no siempre conociendo) ciudades a lo largo y ancho del país.
Lo cierto es que para los que no tienen familia ni otra responsabilidad que los espere en casa, es más fácil tomar este viaje que los puede alejar hasta por meses de su hogar. Pero también hay quienes aceptan el reto o lo vuelven una tradición familiar.
Caminando ayer por la Fenal, me llevé una grata sorpresa al encontrarme con Cres Montelongo en el stand de Combel. Cres es un feriero con mucha trayectoria, que me dio mi primer trabajo en la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU), en el stand Artes de México, en Xalapa.
Curiosamente, este año la FILU se está llevando a cabo exactamente en las mismas fechas que la Fenal, así que Cres está aquí mientras su esposa está vendiendo libros en Veracruz.
Aunque vivir en hoteles y pasar toda su extensa jornada dentro de la feria no parezca tan atractivo, ellos saben que su compromiso directo es con la cultura y la literatura, son comerciantes especializados en un ámbito para el que no cualquiera desarrolla tal sensibilidad.
Si te acercas a platicar con un feriero, ten por seguro que te develará las ediciones más raras ocultas en su stand, las que no vas a encontrar en una librería y que no debes perder la oportunidad de llevarte.
Otros se han especializado en leer personas y sabrán recomendarte un libro en la dosis exacta, según los síntomas que estés esperando aliviar a través de la lectura.
He conocido ferieros que empezaron en el oficio por cualquier casualidad, menos la de ser ser lectores, pero que a medida de estar ahí, ya sea por curiosidad, para matar el tiempo o para conocer su producto, se convirtieron en ávidos lectores que, sin pretensiones académicas, te compartirán lo mejor de sus selecciones personales.
Entre ellos se forma una hermandad de la que también nos vemos indirectamente beneficiados, pues a medida que se prestan el diurex o se ayudan para dar el cambio, un feriero te presentará a otro si sabe que su stand va más con tu estilo.
No dejen que la Fenal se vaya sin que algún feriero les revele lo que cada editorial tiene guardado para ustedes.