en primer lugar es importante saber lo que son estos rastros luminosos que pintan el cielo nocturno.
Existen dos tipos de auroras: boreales y australes. La diferencia raduca en su ubicación, que generalmente son las regiones polares y subpolares. Por lo general, son avistadas en tonalidades verdes y rojas, o en algunas ocasiones de un azul púrpura.
El nombre de este fenómeno surgió en 1619, cuando Galileo Galilei le llamó así en honor a la diosa del amanecer.
En aquel tiempo, se pensó que no eran más que un reflejo de la luz solar en la atmósfera.
Más tarde se descubrió que en realidad, las auroras se producen cuando partículas cargadas del sol chocan con los gases de la atmósfera terrestre., y los colores que la auroras toman indican en qué capa de la atmósfera sucede todo este fenómeno.
De manera que es en la parte más densa de la atmósfera en donde se producen las auroras de tonalidades diferentes, que son característicos del nitrógeno molecular.
Recientemente, se han avistado auroras boreales en zonas poco comunes, es decir, fuera de la “zonas aurorales”, que se encuentran entre 60 y 75 grados de latitud. Algunos de estos lugares en donde, por primera vez se han visto, son Florida e Inglaterra, e incluso otros lugares meridionales.
En gran parte, según los expertos, se debe a el aumento de actividad de las manchas solares. Para verlas, también es necesario buscar un lugar alejado de la contaminación visual y lumínica de las grandes ciudades.