El viernes pasado, José Arturo Sánchez Castellanos publicó en estas páginas del AM un artículo titulado “No destruyamos la filantropía”. El síndico elegido por las siglas del PAN combina frases muy ciertas con afirmaciones equivocadas.

Por supuesto que Morena no está en contra de la filantropía. Si acudimos al término original proveniente de la filosofía griega, alude a una de las características indispensables para vivir en sociedad: el amor a la humanidad. Una de las vertientes más significativas de la composición actual de Morena tiene su punto de partida en la lucha social de miles de ciudadanos y ciudadanas que literalmente han servido al País de forma generosa y valiente.

En una connotación moderna, la filantropía se refiere a la “tendencia a procurar el bien de los demás, incluso a costa del interés propio”, y considero que varias de las instituciones apoyadas por el Fideicomiso de Administración e Inversión para financiar obras, infraestructura, proyectos y acciones prioritarias en materia de Desarrollo Social y Seguridad Pública para el Estado de Guanajuato (FIDESSEG), cumplen esa función. Y como dices, José Arturo, lo sé muy bien porque he sido partícipe de la fundación y funcionamiento en cuando menos cinco ONG.

Pero lo que estamos solicitando desde el grupo parlamentario de Morena son dos cuestiones: 1) claridad en el uso de los recursos públicos, y 2) certeza sobre una forma de distribución transparente y apegada a la rendición de cuentas. Si el fideicomiso no garantiza estos elementos establecidos en la ley, se tendrá que modificar la manera de distribuir los apoyos sociales a organismos de la sociedad civil, incluso con la finalidad de que la filantropía financiada o cofinanciada con recursos públicos se materialice de forma eficaz.

Hemos pedido la información y las evidencias que debieron entregar algunas organizaciones beneficiadas a la Sedeshu respecto al gasto de los recursos públicos, sin embargo, la Secretaría de Transparencia y Rendición de Cuentas -que funciona como órgano de control interno del Poder Ejecutivo- no nos la entregó. Todo lo contrario: decidió reservarla durante tres años a los pocos días de nuestra primera solicitud.

Aún más, tenemos dudas razonables sobre el mal uso de los recursos públicos porque se visitaron algunos sitios, insisto, de solo algunas de las organizaciones y lo que observamos no corresponde al monto aprobado y entregado. 

Queremos que nos muestren las evidencias de que los recursos otorgados a esas organizaciones se utilizan efectivamente para los fines pretendidos, pues es dinero sujeto al escrutinio público y a los procesos de revisión correspondientes. Es una de las tareas que forman parte de nuestro trabajo como diputados y diputadas, para eso nos eligieron.

José Arturo, otras veces no hemos estado de acuerdo, pero esta vez coincidimos en el fondo del asunto, no así en tu percepción de Morena; sería conveniente que te sumaras a la petición de trasparencia y, si nuestras sospechas resultan equivocadas, así lo reconoceremos, pero si no, pediremos que los responsables asuman las consecuencias jurídicas de sus acciones. 

El viernes pasado, José Arturo Sánchez Castellanos publicó en estas páginas del AM un artículo titulado “No destruyamos la filantropía”. El síndico elegido por las siglas del PAN combina frases muy ciertas con afirmaciones equivocadas.

Por supuesto que Morena no está en contra de la filantropía. Si acudimos al término original proveniente de la filosofía griega, alude a una de las características indispensables para vivir en sociedad: el amor a la humanidad. Una de las vertientes más significativas de la composición actual de Morena tiene su punto de partida en la lucha social de miles de ciudadanos y ciudadanas que literalmente han servido al País de forma generosa y valiente.

En una connotación moderna, la filantropía se refiere a la “tendencia a procurar el bien de los demás, incluso a costa del interés propio”, y considero que varias de las instituciones apoyadas por el Fideicomiso de Administración e Inversión para financiar obras, infraestructura, proyectos y acciones prioritarias en materia de Desarrollo Social y Seguridad Pública para el Estado de Guanajuato (FIDESSEG), cumplen esa función. Y como dices, José Arturo, lo sé muy bien porque he sido partícipe de la fundación y funcionamiento en cuando menos cinco ONG.

Pero lo que estamos solicitando desde el grupo parlamentario de Morena son dos cuestiones: 1) claridad en el uso de los recursos públicos, y 2) certeza sobre una forma de distribución transparente y apegada a la rendición de cuentas. Si el fideicomiso no garantiza estos elementos establecidos en la ley, se tendrá que modificar la manera de distribuir los apoyos sociales a organismos de la sociedad civil, incluso con la finalidad de que la filantropía financiada o cofinanciada con recursos públicos se materialice de forma eficaz.

Hemos pedido la información y las evidencias que debieron entregar algunas organizaciones beneficiadas a la Sedeshu respecto al gasto de los recursos públicos, sin embargo, la Secretaría de Transparencia y Rendición de Cuentas -que funciona como órgano de control interno del Poder Ejecutivo- no nos la entregó. Todo lo contrario: decidió reservarla durante tres años a los pocos días de nuestra primera solicitud.

Aún más, tenemos dudas razonables sobre el mal uso de los recursos públicos porque se visitaron algunos sitios, insisto, de solo algunas de las organizaciones y lo que observamos no corresponde al monto aprobado y entregado. 

Queremos que nos muestren las evidencias de que los recursos otorgados a esas organizaciones se utilizan efectivamente para los fines pretendidos, pues es dinero sujeto al escrutinio público y a los procesos de revisión correspondientes. Es una de las tareas que forman parte de nuestro trabajo como diputados y diputadas, para eso nos eligieron.

José Arturo, otras veces no hemos estado de acuerdo, pero esta vez coincidimos en el fondo del asunto, no así en tu percepción de Morena; sería conveniente que te sumaras a la petición de trasparencia y, si nuestras sospechas resultan equivocadas, así lo reconoceremos, pero si no, pediremos que los responsables asuman las consecuencias jurídicas de sus acciones. 

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