Ucrania.- La familia de Alyona Shkrygalova solía tener un bote inflable para sus necesidades diarias a lo largo del río Dniéper.
La embarcación no había servido para nada especial sino hasta el martes, cuando reventó la represa de Kajovka, la más grande de Ucrania, y envió un torrente de agua que inundó ciudades, poblados y zonas rurales río abajo en una región que ha sufrido terriblemente desde que Rusia invadió el país el año pasado.
El nivel del agua ascendió hasta la cintura de una persona en el segundo nivel que tenía la casa de Shkrygalova. Su familia comenzó a utilizar el bote para recoger comida que pudiera encontrar por ahí y ubicar casas en zonas más altas donde hubiera lugares secos para pernoctar. De esta manera sobrevivían en la zona de guerra hasta que Shkrygalova, de 60 años, divisó a un grupo de personas en un bote y alzó telas amarillas, blancas y rosas para llamar su atención.
Teníamos miedo, intentábamos entender: ‘¿quién se está acercando hacia nosotros? ¿Serán rusos o no?’ Izamos una bandera”, dijo Shkrygalova.
Por fortuna para ella y su familia, eran ucranianos.
Según las personas varadas y sus desesperados socorristas ucranianos, las fuerzas rusas están requisando los botes de los socorristas. Algunos dicen que los soldados sólo ayudan a personas con pasaportes rusos.
“Los soldados rusos permanecen en los puestos de control, impiden acercarse a las zonas más asoladas y están quitando los botes”, dijo un voluntario, Yaroslav Vasiliev. “Temen a los soboteadores, sospechan de todos”.
Otros han sido enviados de vuelta.
Viktoria Mironova-Baka dijo que ha estado en contacto desde Alemania con familiares atrapados en la inundada región.
“Mi familia dijo que soldados rusos llegaron hoy en bote hasta la casa, pero dijeron que sólo se llevarían a quienes tuvieran pasaportes rusos”, comentó Mironova-Baka a The Associated Press. Su abuela, una tía y más de una docena de otras personas se han refugiado en el ático de una casa de dos niveles.
La AP no pudo verificar de manera independiente las versiones sobre los decomisos de botes ni de que sólo rusos eran evacuados, pero los relatos concuerdan con informaciones de la prensa rusa independiente.
Esto contrasta con los territorios inundados bajo control ucraniano. Las autoridades locales han evacuado activamente a los civiles y llevado suministros de emergencia. El jueves, el presidente Volodymyr Zelenskyy viajó a la zona para evaluar los daños. El presidente ruso Vladímir Putin “no tiene planes de momento” para visitar las zonas afectadas bajo control ruso, dijo a periodistas el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov.
El desastre en la región comenzó el martes, cuando la presa hidroeléctrica de Kajovka, a unos 80 kilómetros (50 millas) río arriba desde la localidad de Oleshky, se reventó y envío torrentes de agua por el río Dniéper. La localidad bajo ocupación rusa, frente a la ciudad de Jersón, tenía antes de la guerra 24.000 habitantes.
Las autoridades aseguran que se ha desalojado a más de 6.000 personas de docenas de ciudades, localidades y pueblos que se anegaron en ambas riberas del río. Pero la verdadera escala del desastre continúa sin conocerse en una región alguna vez habitada por miles de personas.
Según funcioanrios de ambos bandos, unas 20 personas han perdido la vida, aunque las cifras no pudieron ser verificadas de manera independiente. El alcalde ucraniano de Oleshky, Yevhen Ryshchuk, dijo que había cuerpos que flotaban en la superficie.
Muchos sobrevivientes se quedaron sin casa y decenas de miles carecen de agua potable.
Las inundaciones arruinaron cultivos, desplazaron minas terrestres, causaron un extenso daño ambiental y suponen el preludio de una falta de electricidad por un periodo prolongado.
Ucrania asegura que Rusia destruyó la presa con explosivos. Rusia acusa a Ucrania de reventarla con un misil.
Un dron controlado por un equipo de la AP voló el miércoles sobre las ruinas de la presa sin que se detectaran las marcas de fogonazos o de esquirlas típicas de un bombardeo. La mayor parte de la presa quedó ahora sumergida y las imágenes de la AP ofrecían una panorámica limitada, lo que hacía difícil descartar cualquier escenario. La represa también se había debilitado debido a la falta de mantenimiento y al desbordamiento de agua. La represa estaba bajo control ruso desde la invasión de febrero de 2022.
Para agravar la tragedia, Rusia ha atacado con artillería zonas afectadas por las inundaciones, incluida la ciudad de Jersón que esta en la línea del frente.
Rusia asevera que los ucranianos también han estado atacando con artillería zonas afectadas por las inundaciones y controladas por Moscú. Peskov elogió el “trabajo desinteresado” de los equipos de emergencia rusos que ayudan a las víctimas de las inundaciones y destacó que efectúan sus labores bajo el constante fuego de la artillería ucraniana.
“Las personas que han sufrido por las inundaciones han sido asesinadas por la artillería, entre ellas una mujer embarazada”, afirmó Peskov.
Las inundaciones han modificado inevitablemente el panorama río abajo y cambiado la dinámica de la guerra.
Ryshchuk, el alcalde de Oleshky, dijo que para el jueves en la tarde los niveles de las aguas habían comenzado a bajar, pero que aproximadamente 90 % de la ciudad continuaba inundada.
Ryshchuk huyó después de que las fuerzas rusas intentaran obligarlo a colaborar, pero mantiene una estrecha comunicación con las personas dentro y en los alrededores de la ciudad.
Rusia dice brindar ayuda a los civiles en la región. El gobernador regional Vladimir Saldo, nombrado por Moscú, dijo que más de 4.000 personas fueron evacuadas de las zonas inundadas. Compartió un video que muestra camas vacías en albergues preparados para las personas desalojadas.
Ryshchuk rechazó la veracidad de esas aseveraciones.
Dijo que algunos civiles que intentaban abandonar las zonas inundadas fueron obligados a regresar por los soldados rusos que los acusaron de estar a la espera de que Ucrania recupere el control de la región.
A otros, que llamaron a los servicios de emergencia controlados por los rusos, se les dijo que tenían que esperar la asistencia, agregó.
“Ayer vinieron algunos rusos en la mañana, se llevaron a algunas personas de las azoteas, grabaron un video y se marcharon. Es todo lo que han hecho hasta hoy”, aseveró.
La asistencia que ha logrado pasar ha estado muy diseminada.
Por ejemplo, imágenes del ejército ucraniano mostraron a sus fuerzas lanzando una botella de agua desde un dron a un chico atrapado con su madre y su hermana en el ático de su casa cerca de Oleshky. Los soldados ucranianos evacuaron después a la familia y sus mascotas, y los llevaron a la ciudad de Jersón, dijo la Policía Nacional.
Gran parte de la asistencia es organizada por voluntarios que se comunican por Telegram. Los mensajes relacionados con personas aisladas, a menudo atrapadas en las azoteas de sus casas, son recibidos por estos grupos con pocos minutos de diferencia. La mayoría son enviados por parientes que se encuentran en zonas seguras.
Uno de estos grupos de voluntarios cuenta con un mapa que muestra más de 1.000 solicitudes para localizar y rescatar a personas, la mayoría en Oleshky y en la localidad cercana de Hola Prystan.
Una mujer que colaboraba con uno de los grupos, que habló bajo condición de anonimato por temor a represalias de los ocupantes rusos, compartió un mensaje con un periodista de la AP.
“Estábamos buscando a una persona llamada Serhii Borzov”, decía el mensaje. “Fue encontrado. Desafortunadamente sin vida. Nuestras condolencias para su familia”.
Voluntarios rescatan animales tras ruptura de presa en Ucrania
El socorrista voluntario le extiende la mano, pero el perro, varado en una isla flotante de escombros en una ciudad inundada del sur de Ucrania, está demasiado traumatizado y no se acerca. Volodymyr Holubnichii le ofrece algo de comida al asustado animal, que la olfatea y se tranquiliza.
“No tengas miedo”, dice Holubnichii para calmar al can, que al final acepta que le pongan una correa y lo lleven a un lugar seguro.
Holubnichii, voluntario del grupo Rescate Animal Járkiv, se ha movilizado durante días por las inundadas calles de la ciudad de Jersón después de que la represa Kakhovka reventara e inundara localidades completas. Él es uno de los 70 voluntarios de la organización resueltos a rescatar a tantos animales como puedan, retirándolos de azoteas y cocheras de casas inundadas antes de que perezcan por deshidratación e inanición.
Las inundaciones han provocado la muerte de civiles, arruinado cultivos, desplazado minas explosivas terrestres y causado extenso daño ambiental. Kiev acusó a Moscú de volar la represa y su planta hidroeléctrica en el río Dniéper, que estaban bajo control de las fuerzas militares del Kremlin. A su vez, Rusia culpó a Ucrania de la catástrofe.
Atravesada por el río, la provincia de Jersón en el sur de Ucrania es una importante línea divisoria en la guerra que comenzó cuando Rusia invadió al país vecino hace más de 15 meses. Las fuerzas de Moscú se retiraron de la ribera occidental, incluida la capital regional también llamada Jersón, pero parte de la ribera oriental continúa bajo ocupación rusa.
Las autoridades ucranianas se apresuraron a desalojar a los habitantes atrapados. Funcionarios de ambas partes dijeron que al menos 14 personas murieron en las inundaciones, miles quedaron sin casa y decenas de miles carecen de agua potable.
Cuando escuchó las noticias sobre la inundación, Holubnichii pensó de inmediato en los animales. “Toda vida debe ser valorada”, dijo. “No importa si es un animal, persona u otra cosa”.
Los voluntarios de Rescate Animal Járkiv, que se encuentra en la provincia de Járkiv, en el norte de Ucrania, comenzaron a empacar su equipo. Para el miércoles por la mañana ya se encontraban buscando animales en la región de Jersón.
A la fecha han salvado a 107 animales desde la ruptura de la presa: 45 perros, 36 gatos, cinco gatitos, 18 pollos y tres cabras, que serán enviados a albergues en diversas partes de Ucrania. Muchos eran mascotas de civiles desalojados, según Yaryna Vintoniuk, portavoz de la organización no gubernamental.
Con sus embarcaciones de rescate, el equipo llega a áreas remotas en Jersón y retira animales de azoteas, apartamentos y cocheras de casas sumergidas. El jueves, los voluntarios se toparon con proyectiles rusos que caían mientras realizaban sus labores.
Los animales estaban aterrorizados luego de que sus dueños los abandonaran involuntariamente, presas del pánico. Algunos animales apenas tenían fuerzas para levantarse.
Holubnichii recogió un pequeño perro que estaba atrapado bajo escombros flotantes y casi inconsciente. Escuchó el ladrido de otro perro y se dirigió hacia donde estaba el animal, varado en la azotea de una casa inundada.
“No temas, gigante”, le dijo Holubnichii con voz suave.
La organización no gubernamental, creada hace ocho años, constituye la mejor esperanza de Valentyna Timofeevna, de 90 años, para que la reúnan de nuevo con su perro y su gato. Timofeevna abandonó a sus mascotas cuando la desalojaron de su casa. Llorando, se pregunta si las encontrarán con vida.
“Quizá ya están muertos”, lamentó entre lágrimas. Un voluntario intentaba consolarla, diciéndole que no se apresurara a sacar conclusiones.
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FRG