Salamanca, Guanajuato.- Poco antes de las 12 del mediodía repicaron durante un minuto las campanas del Santuario Diocesano del Señor del Hospital, fue la respuesta al llamado que hizo la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) a unirse a una gran cruzada de fe y oración para luchar contra la violencia, promover la paz, la reconciliación y el respeto por la dignidad humana.
A las afueras del Santuario Diocesano se encuentra el “Árbol de la Vida” con listones de colores y fotografías de personas desaparecidas. Hasta ese punto llegó Alma Lilia Tapia, representante del colectivo “Salamanca Unidos Buscando Desaparecidos” y colocó una manta con la imagen de personas que han sido localizadas sin vida y muchas otras de las que no se sabe su paradero.
“Yo creo que sí puede tener algún impacto porque pasan cosas y nadie dice nada, se quedan callados, pero yo creo que ya haciendo mención como esto que pasó hace un año y nos duele, nos cala a la gente, por eso estamos haciendo esto y yo creo que todos coincidimos en que es una manera de decir: aquí estamos, está pasando eso y no se nos olvida”, destacó la representante de la brigada de búsqueda de Salamanca.
Durante la homilía, el sacerdote compartió con la feligresía la experiencia más dolorosa que ha vivido, luego de que hace algunos años su padre perdió la vida por la violencia que todos los días afecta a Salamanca.
Este día 20 se cumple un año del asesinato en la Sierra Tarahumara de los sacerdotes jesuitas Javier y Joaquín.
“Hace un año que pasó eso, toda la gente estábamos consternados de ¿por qué ahora con los padres?, con los curas que son personas que están ayudando a la gente ¿y por qué les pasa eso?, ¿por qué les hacen eso? y son preguntas que nadie nos va a contestar, pero por lo menos que no nos callemos, que alcemos la voz y sigamos en la lucha”, comentó Alma.
AGM.