León, Guanajuato.- Un 24 de junio de 1926 se inundó la ciudad de tanto que llovió, causando el desbordamiento del Río de los Gómez.
La inundación del 24 de junio de 1926 causó un desastre en León, sobre todo en la Zona Centro y el barrio del Coecillo. Este año, apenas ha llovido 13 mm (litros por metro cuadrado), la presa del Palote se está a un 17 % de su capacidad y la temperatura rebasa los 37 grados Celsius.
El 24 de junio, dentro de la festividad de San Juan Bautista, era tradición que lloviera a cántaros y la apertura de la presa de La Olla, en Guanajuato capital, pero este año se registra una alarmante sequía que sigue incrementándose.
La Comisión Estatal del Agua (CEA) de Guanajuato informa que al 24 de junio, que es el mes más lluvioso del año, apenas se registra 3.92 mm (litros por metro cuadrado), cuando el pronóstico era 78.9 mm y en relación al 2022 en junio llovió 42.29 mm para estas fechas.
El acumulado anual en los que va del año, al 24 de junio, en todo Guanajuato, en promedio es de 34.05 mm, cuando el promedio histórico es de 108.3 mm para estas fechas.
El promedio histórico de lluvia en Guanajuato es de 627.1 mm. El pronóstico que se tenía para este año, al 23 de junio, era de 192.10 mm, pero los pronósticos han fallado y apenas se llevan 34.05 mm.
En el Archivo Histórico de León se tiene documentado que una de las más fuertes y desastrosas inundaciones en la ciudad se registró el 24 de junio de 1926, cuando la población dormía tranquilamente.
Tras el torrencial aguacero, comenzó a desbordarse el Río de los Gómez, generando que se alertara a la población, dado que los niveles del agua comenzaron a subir con rapidez”, se documenta en el Archivo Histórico.
“El Río de los Gómez se comenzó a desbordar a la altura de la calle 5 de Mayo, lo mismo que el arroyo del Muerto que cruza el Barrio del Coecillo, arrasando con las viviendas de adobe”.
Se añade que a las 9 de la mañana de ese 24 de junio de 1926, “una segunda corriente arrasó con la ciudad a causa de que rompió la cortina de la presa de Hacienda Arriba al norte de la ciudad”.
“Las campanas de los templos repicaban alertando a la población, alertando a los ciudadanos para que tomaran medidas preventivas; en la huida se encontraban con calles convertidas en verdaderos ríos”.
AM