Así se llama una excelente película mexicana de este año, que dirige Ernesto Contreras.
Trata de una escuela rural que pudiera estar en cualquier parte de nuestro País, y lo que puede cambiar la vida no solo de uno, sino de muchos niñas y niños, la Educación… (así, con mayúscula). Al igual que los buenos Maestros (también con mayúscula), aquellos que lo son por verdadera vocación; aquellos que apuestan su vida por sus alumnos, que los estimulan a ser mejores seres humanos, más plenos y más felices, que apoyan sus sueños y no solo eso, sino que los impulsan a lograrlos; y que además, pueden influir en una pequeña sociedad para bien de todos.
Ikal es un chiquillo de alrededor de 10 años, que nunca ha ido a la escuela, porque su papá es un trabajador de las vías férreas al que están cambiando continuamente de pueblo. Llegando a uno de ellos, se encuentra con un grupo de chiquillos que lo retan a tocar con una vara a un muerto, que encontraron en una parte del río (esto me hace pensar en cómo hemos, muy tristemente, normalizado la violencia en nuestro País). Él lo hace, pero oyen un ruido y los demás huyen asustados, y van a buscar a la maestra (la “gran” salvadora, siempre) mientras él encuentra al perro del difunto, al que lo nombrarán Quetzal.
Después de ir a la policía, la maestra dice que “todos los niños de ese pueblo tienen que ir a la escuela”, y va a hablar con los papás de Ikal para que así sea. Llegando se da cuenta de que la mamá está enferma y que el chiquillo nunca ha tenido clases y los presiona, un poco, para que lo manden.
La escuela consiste en un vagón donde reciben clases en un solo grupo niños de varias edades. Y la maestra vive en otro vagón, enfrente.
Conforme pasa la película te vas dando cuenta de la dura realidad que se vive en nuestro campo, donde es solo a base de muchos esfuerzos que nuestros niños pueden romper el círculo de pobreza y analfabetismo, para no repetir la historia ni la profesión de sus padres. Los desesperanzadores sueños sociales, que se cargan como un mantra, sobre cómo solo yendo al “norte” se puede hacer dinero. Al igual que la generalizada idea, a veces fundamentada, de que los patrones solo explotan a sus trabajadores, sin importarles sus vidas ni su seguridad ni su salud… ¡y hasta miedo se le tiene! Pero también hace una crítica a los sindicatos que sirven para muy poco. Esto me hizo reflexionar sobre el gran resentimiento social que se ha provocado y que tiene como consecuencia la inseguridad que estamos viviendo.
Al igual maneja la crítica de que el nuevo “Plan de desarrollo” de la SEP es cerrar las pocas escuelas rurales que existen, que “para optimizar recursos”… así de absurdo el asunto. Lo que se hace, según ellos, para “asegurarles un buen futuro” cuando lo único, lo ÚNICO que tienen esos niños es un presente que se está partiendo.
Habla del valor y la importancia de la amistad en la infancia; y cómo, a veces, desde chicos se ve lo que vas a ser de grande dadas tus cualidades y defectos, si potencias o no unas y otros… o te ayudan a potenciarlas tus maestros o padres.
Nos enseña sobre el sacrificio, compromiso y amor familiar, porque al final lo que buscas siempre es el bienestar de tus hijos y de los que amas.
También nos muestra la importancia de lograr tus sueños ya sean pequeñitos o grandes… y cómo, aunque se te olviden en algún momento, puedes volver a ellos y lograr esa felicidad que creías inalcanzable.
¡No dejen de verla!
LALC