Ubicado en la esquina de avenida Cuauhtémoc y calle 12 de Octubre funciona desde hace 54 años, sin cambiar de ubicación, el negocio de tortas más antiguo de Pachuca.
La tradicional lonchería pachuqueña fue iniciativa de Evaristo Montoya quien durante 30 años atendió a los clientes hasta su fallecimiento hace 23 años.
LA ESPECIALIDAD
“Tenemos muy buena clientela“, dice Griselda Montoya Fernández hija de Evaristo, quien se encarga de preparar sopes, chilaquiles, tacos de guisado, galletas, tostadas de pata y, por supuesto, la especialidad de la casa, las tortas de asado.
NI LA PANDEMIA FRENÓ
Toda la preparación es casera y la clientela nunca ha faltado ni siquiera en pandemia, pues mientras otros negocios cerraban, el de las tortas creció con servicio solo para llevar, “porque aquí no podíamos ni destapar un refresco”.
Griselda junto con su madre Lucía Fernández a diario atienden a decenas de clientes entre los que se incluyen políticos, funcionarios, presidentes municipales, diputados, vecinos y en general a la gente que gusta del buen comer.
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PIOLÍN Y SILVESTRE
Pocos saben que el establecimiento de tortas decano en Pachuca se llama Piolín y Silvestre pues actualmente carece de letrero.
“Con ese nombre está registrado”, explicó doña Lucía Fernández quien junto con su esposo Evaristo emprendió hace más de medio siglo la aventura de abrir un negocio de antojitos mexicanos.
CLIENTES FORMADOS
Ella continúa activa, ayuda en la atención de los clientes que a veces se forman afuera de la tortería.
Todos los nietos de doña Lucía en algún momento han trabajado en el negocio: Claudia, Sandy, Carlos, Daniel, Alejandro y Magaly.
Alguno de ellos continuará la tradición de las famosas tortas de asado de Cuauhtémoc, confía la cofundadora del modesto negocio.
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