Francia.- En silencio y visiblemente angustiados, cientos de dolientes de la comunidad islámica francesa formaron el sábado una solemne procesión desde una mezquita hasta un cementerio al pie de una colina para sepultar al joven de 17 años cuya muerte a manos de la policía ha desencadenado protestas y saqueos por varios días en todo el país.
Poniendo de relieve la gravedad de la crisis, el presidente Emmanuel Macron canceló un viaje oficial a Alemania después de una cuarta noche consecutiva de descontento en Francia. Las autoridades informaron que desplegarían nuevamente 45.000 policías a nivel nacional en un intento por evitar una quinta jornada de violencia.
Unas 2.400 personas han sido arrestadas desde el fallecimiento del adolescente el martes. El ministro del Interior Gerald Darmanin tuiteó la noche del sábado que se movilizaría a 200 agentes antimotines a la ciudad portuaria de Marsella, en donde imágenes de televisión mostraban gases lacrimógenos y a policías en las calles al caer la noche. La policía señaló que 29 personas fueron detenidas en la localidad, y al menos otras 37 fueron arrestadas cerca de los Campos Elíseos de París, en donde se podían ver vehículos policiales estacionados afuera de tiendas de lujo en una de las zonas más reconocidas de la capital.
En un cementerio en la cima de una colina en Nanterre, el suburbio de París en donde el adolescente identificado sólo como Nahel fue asesinado, cientos de personas se pararon a lo largo del camino para rendirle homenaje mientras los dolientes llevaban su ataúd blanco desde una mezquita hacia el lugar del entierro, en donde la presencia de la prensa estuvo prohibida e incluso algunos reporteros fueron perseguidos. Algunos hombres llevaban tapetes de oración.
“Los hombres primero”, declaró un funcionario a las decenas de mujeres que esperaban para ingresar en el cementerio. Pero la madre de Nahel, vestida de blanco, entró directamente entre aplausos y se dirigió hacia la tumba. Muchos de los hombres eran jóvenes árabes o negros, quienes fueron a lamentar la muerte de un joven que pudo ser cualquiera de ellos.
Detrás de las puertas del cementerio, el féretro fue levantado por encima de la multitud y llevado hasta la tumba. Los hombres lo siguieron, algunos sosteniendo la mano de niños pequeños. A su salida, algunos de ellos se enjugaron las lágrimas. No se pudo ver a policías en el lugar.
La violencia está pasando factura a las gestiones diplomáticas de Macron. La oficina del presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, dijo que Macron llamó por teléfono el sábado para solicitar un aplazamiento de lo que habría sido la primera visita de Estado de un presidente francés a Alemania en 23 años. Macron tenía programado volar a Alemania el domingo por la noche para visitar Berlín y otras dos ciudades alemanas.
La oficina de Macron señaló que el mandatario sostuvo una conversación con Steinmeier y “tomando en cuenta la situación de seguridad interna, el presidente (Macron) dijo que deseaba permanecer en Francia durante los próximos días”.
Nahel recibió un disparo durante una parada de tránsito. Un video mostró a dos agentes acercándose a la ventana del automóvil y a uno de ellos apuntándole con su pistola al conductor. Cuando el coche avanzó, un policía disparó por el parabrisas. Esta semana, la madre de Nahel declaró a la cadena France 5 que estaba enojada con el agente que le disparó a su hijo, pero no con la policía como tal.
“Vio a un chico árabe, le quiso quitar la vida”, subrayó.
La familia de Nahel tiene sus orígenes en Argelia.
La raza ha sido un tema tabú durante décadas en Francia, que oficialmente está comprometida a una doctrina de universalismo que no distinga razas. Los opositores afirman que dicha doctrina ha ocultado generaciones de racismo sistemático.
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