No sé si porque mi calendario personal ya no tiene tantas hojas, pero tengo la necesidad de compartir historias colectivas que pasaron de propósito a realidad. Pero me di cuenta que este final de año se cumplen 40 años de un espacio en Chapalita que ha albergado a cientos de menores en vulnerabilidad.
Los salesianos recibieron hace 40 años este terreno de parte de un Patronato ciudadano y este, del Municipio. ¿Por qué se llama Valdocco? En la tradición salesiana, Valdocco es el lugar en Italia donde se da el inicio del proyecto salesiano; es el inicio de la fe de Don Bosco y de María Dominica, quienes inician allí su apostolado, pues llega en 1846 Don Bosco con sus jóvenes pobres. Allí, adaptó un cobertizo como el primer “Oratorio”, espacio para formarles. Valdocco se convirtió, más tarde, en sala de estudio y dormitorio hasta 1856.
Cuando nace en León el “Albergue Valdocco”, presidía la Junta de Administración Cívica por Don Roberto Plascencia, y ante la realidad, se forma en el centro el albergue “5 de Mayo” (1979 a 1980) para niños y jóvenes que vivían en la calle, al constituirse como asociación civil en 1981. Formaron el patronato la Sra. Laura Torres de Plascencia (esposa de Don Roberto de Flexi), con la Sra. Silvia Aranda de Muñoz, la Sra. Luz María Romo de Sánchez, Don Alfonso Sánchez López (recién finado), el Dr. Fernando Ramírez Salgado, el Sr. Luis A. Plascencia, la Sra. Amelia Hernández León, la Sra. Aída Margarita Gutiérrez (educadora), la Sra. María Cristina Gómez, la Sra. Emma Durán y la Sra. Julia de Lira, bajo el nombre de “Albergue Educativo Infantil, A.C.”.
La Ciudad del Niño Don Bosco (CDN) fue asumiendo progresivamente el compromiso de coordinación del albergue hasta lograr ser aceptada su aprobación, por parte de la Congregación Salesiana, en 1983, nombrando como primer director al P. Manuel Gómez Fregoso SDB.
El Municipio dona el terreno en Chapalita en 1979 y Don Roberto Plascencia (Flexi) inicia la construcción de la finca; más tarde, el presidente municipal Harold Gabriel ayuda a terminar la cocina. Se trabajaba en la Central Camionera para el rescate de menores, en los mercados y en la zona peatonal. Se les convencía de vivir en condiciones dignas, de formar hábitos, de estudiar y de construir un mejor porvenir. El P. Humberto Lugo, quien fue el segundo director de Valdocco, recuerda que en el inicio querían dormir en el suelo, posteriormente pasaban a camas; poco a poco aprendían a comer en una “mesita” y después pasaban al comedor. Se les daban clases de nivelación escolar a todos, para integrarse a escuelas como la Jol-Gua-Ber.
El financiamiento estuvo a cargo del Patronato encabezado por la Sra. Laura Elena Torres de Plascencia, hasta que los salesianos lo tomaron poco a poco. En los años noventa se clarificaron los destinatarios: muchachos de 12 a 17 años provenientes de CDN, huérfanos y/o abandonados o en pobreza extrema, dándoles educación formal y de capacitación; el chico a través del ambiente de familia y acción educativa, reconocía sus habilidades para ponerlas al servicio de los demás. Así se salvaron cientos de historias.
Ya en este siglo se armaron grupos juveniles externos y manteniendo el internado para jóvenes en condiciones de vulnerabilidad. El entorno conflictivo de la zona de Chapalita hizo que llegaran muchos jóvenes en busca de apoyo y orientación. La infraestructura del lugar se fue ampliando con más aulas y canchas deportivas. Se formaron “Brigadas de la Alegría” para dar catequesis y actividades en las calles de alrededores; se abrieron clases de prepa abierta y talleres como los de cocina y corte, clubes de tarea, así como orientación psicológica.
En el 2022 abrimos el Internado de Vida Independiente para egresados de los programas de “reinserción social” de CDN mayores de 18 años. Pero detectamos más recientemente que se incrementaban los problemas de adicciones en la zona y que se requería un primer centro salesiano de rehabilitación juvenil en adicciones, sin dejar de dar servicio a grupos de chavas y chavos como MJC (Movimiento de Juventudes Cristianas) y en esta retadora tarea estamos ahora, de albergar a muchos jóvenes.
Gratitud a tanta gente buena que desde hace 40 años y hoy, nos ayuda a que Valdocco siga lleno y rescatar de la muerte a los jóvenes para regresarles a la vida.