No estamos dispuestos a seguir viviendo en la miseria, en tanto que una empresa supuestamente propiedad de la nación extrae nuevas riquezas”.
Andrés Manuel López Obrador, 1996
Desde su primera campaña presidencial, Andrés Manuel López Obrador prometió fortalecer a Pemex. Era paradójico en un líder que bloqueó 51 pozos petroleros en 1996, pero en su discurso inaugural del Zócalo hizo un llamamiento “a los técnicos y obreros, en activo o jubilados, para actuar con patriotismo, como se hizo en los tiempos del general Lázaro Cárdenas, y a que volvamos a rescatar la industria petrolera nacional”.
Más que un rescate, hemos visto un preocupante deterioro. En 2018, último año del gobierno de Enrique Peña Nieto, Pemex registró una producción de crudo de un millón 813 mil millones de barriles diarios, incluyendo la de sus socios. Esto representaba una fuerte caída ante el pico de 3.4 millones de 2004. Como presidente electo, López Obrador declaró: “Nosotros lo que queremos es llegar a finales de sexenio a una producción de cuando menos 2.6 millones de barriles”. Pero estamos muy lejos; de enero a mayo de 2023 la producción promedió un millón 597 mil barriles diarios.
Por lo menos Pemex ha dejado de perder dinero. En el primer trimestre de 2023 obtuvo una ganancia integral de 28,480 millones de pesos, solo 6.8 por ciento de las ventas de 418,439 millones de pesos, pero ganancia al fin. Perdió más de 800 mil millones de pesos entre 2019 y 2021 y registró solo una pequeña utilidad en 2022. Al 31 de marzo de 2023 tenía un patrimonio negativo de un billón 772 mil millones de pesos. En términos contables, estaba y está quebrada.
Los accidentes han empeorado la situación y lo peor es que se han manejado con opacidad. El 7 de julio la empresa informó de un “conato de fuego” en la plataforma Nohoch Alfa en la sonda de Campeche, “conato” que costó la vida a dos trabajadores y obligó a la evacuación de más de 300. Esta plataforma de compresión, según el exrector de la UNAM y exsubsecretario de energía Francisco Barnés de Castro, “envía gas de la sonda de Campeche al centro de procesamiento de Ciudad Pemex para su proceso y recibe el gas procesado para incorporarlo al anillo del gas usado para bombeo neumático en toda la sonda de Campeche. Recibe también el nitrógeno de la plataforma de Atasta para inyectarlo en Cantarell y Ku-Maloob-Zaap.. Hasta que no sea reparada, y entre de nuevo en operación, va a representa un duro golpe a la producción de crudo y de gas natural”. Afectará, en especial, el suministro de gas de la península de Yucatán.
Fitch Ratings ha bajado la calificación de Pemex de BB- a B+, con perspectiva negativa, lo que hunde su deuda más en grado especulativo. Las razones son que no se espera un incremento en la producción de crudo, mientras que los accidentes recientes han puesto en duda su capacidad operativa. Pemex es la petrolera más endeudada del mundo, con 107,400 millones de dólares, por lo que los aumentos en las tasas de interés le afectan mucho.
En lugar de invertir en más producción de crudo, la parte más rentable de su operación, o promover nuevos proyectos con privados, Pemex ha decidido gastar sus escasos recursos en una refinería que no será rentable y que está saliendo mucho más cara de lo presupuestado. Hay que añadir ahora un derrame petrolero de alrededor de 400 kilómetros cuadrados sobre el que Pemex en un principio no informó nada. y cuando lo hizo dijo que fue de solo 365 barriles.
López Obrador prometió fortalecer a Pemex, pero ha generado más bien un deterioro de la empresa, muy superior al que provocó en 1996 al bloquear sus pozos.
Sin Xóchitl
No mencionó por nombre a Xóchitl Gálvez, ante las medidas cautelares del INE, pero el presidente no dejó ayer de atacar a la oposición. “Además de que [el INE] limita mi libertad, me impide informarle al pueblo de que hay un grupo que está acechando porque quiere regresar al gobierno para robar, para quitarle al pueblo su futuro”. Esta declaración también viola la ley.
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