La adoración de los héroes es más fuerte donde hay menos respeto por la libertad humana”.
Herbert Spencer
Hoy es un héroe para el régimen como lo fue para el viejo PRI. El presidente López Obrador ha declarado este 2023 como el año de Francisco Villa. La imagen aparece de fondo en las mañaneras y otros actos, así como en la papelería oficial. La página de internet del gobierno afirma: “Su fama como ‘el revolucionario del pueblo’ fue consecuencia de haber expropiado a los oligarcas de Chihuahua para crear escuelas”. El 16 de julio la aspirante presidencial Claudia Sheinbaum señaló en Twitter desde Durango que, según Paco Ignacio Taibo II, Villa fundó “50 escuelas para pobres” cuando era gobernador interino de Chihuahua. Pero es falso.
Para empezar, Villa fue gobernador solo un mes. Reidizel Mendoza Soriano señala en El mito de las 50 escuelas: la educación pública en la ciudad de Chihuahua durante el régimen villista. 1913-1915 que el periodista estadounidense John Reed fue quien dio a conocer esta información, pero primero afirmó en un artículo que eran 100 escuelas en la ciudad de Chihuahua para después reducir la cifra a 50 en su libro México insurgente. La información fue retomada sin confirmación por Taibo en Villa: una biografía novelada.
Taibo quería ensalzar al revolucionario que “apenas sabía leer y escribir, pero cuando fue gobernador del estado de Chihuahua fundó en un mes 50 escuelas”. Los registros oficiales, sin embargo, documentan el mismo número de escuelas en la ciudad y el estado antes y después del breve interinato de Villa. De hecho, según Mendoza: “El régimen villista terminó por destruir los grandes avances logrados durante el porfiriato, sobre todo en materia educativa y económica, debido principalmente al saqueo y al mal uso de los recursos públicos del estado”.
Doroteo Arango, mejor conocido como Francisco o Pancho Villa, fue asesinado hoy hace 100 años, el 20 de julio de 1923, en una emboscada en la que recibió 16 disparos. Su cuerpo fue decapitado en 1926. “El que a hierro mata a hierro muere”, decía la gente, pero en 1966 el presidente Gustavo Díaz Ordaz ordenó que su nombre fuera inscrito con letras de oro en el muro de honor de la Cámara de Diputados.
Díaz Ordaz y López Obrador han ofrecido homenajes a un asesino y violador. El 5 de diciembre de 1915 Villa ordenó la matanza de todos los hombres adultos de San Pedro de la Cueva, Sonora. El párroco trató de detenerlo, pero Villa “sacó la pistola y lo mató allí mismo”, según Friedrich Katz. “Setenta y nueve habitantes del pueblo fueron fusilados”. En 1916, en Camargo, Chihuahua, asesinó a un pagador y su mujer le reclamó. Juan María Jaurrieta, secretario de Villa, narró cómo el general le voló los sesos, pero no se aplacó y ordenó el asesinato de 90 soldaderas carrancistas. Un niño de dos años estaba sentado sobre el cuerpo de su madre muerta, con las manos llenas de sangre, como ha narrado Héctor Aguilar Camín. En 1917 Villa y sus tropas llegaron a Namiquipa, Chihuahua, a reclutar soldados; como los hombres habían huido, ordenó a sus tropas tomar a las mujeres, 110, de 16 años para arriba. Roberto Merino describió: “¡Y entonces se agarró con la que pudo y las demás se las entregó a los soldados!”. Violaron a todas.
Díaz Ordaz ya no es presidente, pero AMLO encabezará hoy un nuevo homenaje a este “prócer” que con tanta facilidad mató y violó. Se hizo famoso en una revolución en que la crueldad era moneda de curso corriente. Sin embargo, así como los políticos recuerdan sus victorias, deberían hablar también de sus derrotas, como la de Celaya de 1915, cuando mandó a sus tropas oleada tras oleada al matadero ante las sólidas defensas de Álvaro Obregón. Sobre todo, deberíamos recordar a las víctimas de sus crímenes de lesa humanidad.
No soy yo
AMLO ya anunció que ahora violará la ley que impide a los gobernantes intervenir en los procesos electorales con una nueva sección en las mañaneras: “No lo digo yo”. Pondrá a otros a decir lo que quiere divulgar.
www.sergiosarmiento.com