TENSA e incómoda fue la reunión entre el INE y la Conferencia Nacional de Gobernadores, pues los morenistas aprovecharon el encuentro ¡para regañar a los consejeros electorales! Y lo peor fue que la consejera presidenta, Guadalupe Taddei, bajó la cabeza y guardó silencio ante los reproches y se limitó a dar un mensaje meramente institucional.

EL GOBERNADOR Alfonso Durazo les echó en cara que limitaran la libertad de expresión, en clara referencia a las medidas cautelares contra los exabruptos presidenciales. El oaxaqueño Salomón Jara criticó que no se hubiera aprobado la reforma electoral, como si fuera cosa del INE. Y el colmo fue la campechana Layda Sansores reclamándoles que la sancionaran por violencia política de género, cuando ella lo único que hizo fue amenazar con difundir supuestas fotos íntimas de un grupo de diputadas priistas. ¡Pobrecita!

EN SEÑAL de protesta por la actitud déspota de los morenistas, en cuanto terminó la reunión, se levantaron y se fueron el consejero Martín Faz y sus colegas Claudia Zavala y Dania Ravel, a fin de no participar en la foto del recuerdo.

 

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LUEGO de la denuncia hecha por el grupo de expertos del GIEI, queda claro que al gobierno de Andrés Manuel López Obrador nunca le interesó hacer justicia a los normalistas de Ayotzinapa. Usó el terrible caso de la noche de Iguala para atacar al gobierno anterior, no para esclarecer el crimen. Tan es así que tiene en la cárcel al ex procurador Jesús Murillo Karam, mientras sus propios jefes militares, con total descaro, siguen negando el acceso a información clave.

PARA COLMO, el último informe del equipo forense independiente al que prometió apoyar AMLO revela que existió un alto grado de complicidad de la policía local y de las Fuerzas Armadas con el crimen organizado. Pero ahora, seguramente, en la mañanera acusarán a los 43 normalistas de haber sido neoliberales.

 

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LA VERDADERA derrota moral del PAN no se da como partido de oposición, sino como partido en el gobierno. Lo que está sucediendo en Aguascalientes es de escándalo… o debería serlo.

PORQUE la gobernadora Teresa Jiménez pretende imponer, con el apoyo de su mayoría en el Congreso local, una reforma para convertir al Poder Judicial en un apéndice de su gobierno. La panista quiere un sistema de justicia a modo, dócil y servicial, que no le cuestione ni sea contrapeso de sus decisiones.

¿CON QUÉ CARA van a criticar Marko Cortés y el resto de los panistas los excesos de Morena, cuando en sus propias filas tienen una aspirante a emperatriz? Lo de Aguascalientes resulta un cubetazo de agua fría para quienes quieren creer en la oposición… no en la opresión.

 

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