León, Guanajuato.- La reconversión de la industria ladrillera es un proyecto que debe atender la responsabilidad social, la productividad y el medio ambiente, además de los aspectos técnicos, afirmó Enrique Aranda Anaya.
El presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción -CMIC- Delegación Guanajuato dijo que el gran reto ahora es romper el paradigma de que el ladrillo rojo es mejor que el bloc de cemento.
La industria sabe desde hace tiempo que el tabicón de cemento-arena tiene una mayor capacidad de carga y es un mejor producto para edificar, seca en pocas horas y con bajas emisiones contaminantes.
Aunque reconoció que el ladrillo rojo es más térmico y tiene mejor acústica, advirtió que el que se cuece en horno tradicional necesita 72 horas de quema permanente o más.
Eso de quemar madera, basura, materiales plásticos -para el ladrillo rojo- nos genera una contaminación innecesaria con un producto que definitivamente no va acorde a los lineamientos ecológicos que estamos viviendo”.
Y más, cuando se pueden hacer con quemadores más eficientes, de gas. “Seguimos construyendo como hace 70 años”, lamentó.
Enrique Aranda comentó que si el producto final -ladrillo o bloc- se hace cuidando el medio ambiente, podría obtener una certificación y tener un mayor valor de mercado.
También llamó a atender lo social: “No podemos seguir teniendo zonas de la ciudad donde hay familias enteras viviendo de este producto y donde ya es un tema cultural, tenemos que evolucionar”.
Dijo que en la CMIC sí hay disposición para ello.
Será un cambio lento
Por su parte, Karla Iveth López Aldape, vicepresidenta de Medio Ambiente en CMIC, comentó que esa oficina se inauguró apenas en febrero pasado a iniciativa de su Presidente.
“Ahorita lo ambiental ya no solamente va como un tema aislado de cuidar los árboles en obra, sino que va inherente a las construcciones: Cemento sustentable, acero sustentable, ahorita la promoción de ladrillos sustentable”.
Se refirió a las dos vertientes: la introducción del horno estandarizado -ecológico o MK2, de bajas emisiones contaminantes gracias a filtros en las chimeneas-, como a los que sustituyen la elaboración de ladrillo por el bloc de cemento.
“El Gobierno del Estado está apostando a que las nuevas generaciones conozcan e implementen nuevas tecnologías”, que vean que hay más opciones además del modelo artesanal.
La especialista reconoció que el cambio irá lento, pero que también será cuestión de voluntades tanto de productores como de consumidores y de la obra que contrate el propio Gobierno del Estado.
Porque si ya hay un proyecto ejecutivo que trae todas las especificaciones constructivas, no se puede variar, algo que va a tener que cambiar y adaptarse en los próximos proyectos.
Comentó que la Comisión Mixta trabaja en una encuesta sobre cuánto consumo de ladrillo hay en el sector, para ubicar precios, disponibilidad y demanda incluso por regiones y así ir migrando poco a poco.
Para el 2050 vamos a estar en un tema de emisiones a la atmósfera muy complicado y a esto deberá alinearse toda la política no solamente del medio ambiente, sino social y económica y es lo que está tratando de incentivar el Gobierno del Estado”, concluyó el dirigente.
Arriesgan todo…
Javier Gómez Vega lidera el primer -y hasta ahora único- equipo de productores en la zona de Ladrilleras del Refugio que aceptó cerrar su horno tradicional para ladrillo rojo y apostar por la elaboración de bloc de cemento.
El simbólico acto de demoler sus dos hornos fue muy publicitado por el Gobierno del Estado, como parte de la Estrategia de Atención Integral al Sector Ladrillero, presentada por las autoridades el pasado 17 de julio.
Ese día se anunció que también se concretaba su primera venta de dos mil blocks a la empresa Construrama. Javier recibió el apoyo de la maquinaria y equipo para elaborar los blocs. Además de tener facilidades para usar el Centro de Producción de Blocks/Tabicón de Cemento.
Aunque está contento, le queda la inquietud de qué pasará en seis meses cuando acaben las facilidades. En su terreno no tiene bodega para el cemento y tendrá que acondicionar el piso para el secado. Tampoco tiene certeza si seguirán los apoyos para la materia prima.
“Fui el primero que le va a poner la muestra a todos los ladrilleros”, pero también el primero que se arriesga por haber apagado sus hornos.
Proceso
Juan Javier Gómez González, su hijo, dijo que trabajó ocho años en la elaboración de ladrillo rojo y ahora tienen dos meses haciendo blocs.
Comentó que la inversión es más o menos la misma pero con mucho menos esfuerzo físico y mejor para el medio ambiente.
“Necesitamos más tablas y otra máquina para dar más rendimiento”, dijo.
Aunque Cemex les reconoció que están dando más producción que las demás: “allá sacan 400 u 800 en todo el día, nosotros estamos aventurándonos hasta mil 400”.
Para la producción solo necesitan conseguir la jal, es decir, la gravilla que se mezcla con el cemento, revolver ambos materiales en una máquina y vaciar el resultante en otra que la compacta en un molde sobre una tabla.
Se quita esa madera para llevar los bloques a secar y se remojan para permitir la fragua. Se vuelve a vaciar en otro molde. Repiten hasta llenar todo el espacio de secado, disponible para mil 400 bloques por día.
Jorge Daniel García López, otro trabajador, dijo que con cuatro horas de secado el bloc queda listo para venta. Gran diferencia con el tabique rojo: solo la quema dura al menos 24 horas, sin contar el resto de los procesos, por lo que toda la preparación llega a extenderse hasta en 15 días.
Toda la producción se la están entregando a la empresa Construrama. El millar de bloc lo venden en 4 mil 500 pesos. Mientras que el millar de tabique rojo en horno tradicional sale aproximadamente en 3 mil 500 pesos.
LALC