PARA el último año de la presente legislatura, la presidencia de la Cámara de Diputados le corresponde, en teoría, a alguien de las filas del PRI. ¿Y quién creen que es el primer apuntado?
¡EXACTO! El mismísimo Alejandro Moreno Cárdenas está moviendo sus piezas para tratar de convertirse en presidente de la Mesa Directiva. Pero es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que “Alito” sea el mandamás de San Lázaro. Y las razones, evidentemente, sobran.
ANTE ESTO, en las filas tricolores comienzan a barajarse nombres. De acuerdo con un estudio de Analítica Parlamentaria que circula entre diputadas y diputados, la actual vicepresidenta, Marcela Guerra, es quien más se perfila para tomar el control de la campanilla en la Mesa Directiva.
SEGÚN el documento, si bien no hay aún un acuerdo definitivo entre todas las fuerzas políticas, Guerra tiene diálogo con tirios y troyanos, en tanto que contra “Alito” hay un veto de parte de Morena, PT y Movimiento Ciudadano. ¡Ah! Y tampoco quieren a alguien muy cercano o cercana al impresentable líder tricolor.
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DISTINTOS liderazgos de Movimiento Ciudadano insisten en que hoy no habrá ruptura y saldrán de su cónclave felices, tomados de la mano y con un proyecto unificado para 2024. La realidad, sin embargo, es que hasta anoche no había mucha certeza al respecto.
LA PRINCIPAL duda es para dónde va a jalar el alfarismo, es decir, todo el grupo político formado en torno al gobernador Enrique Alfaro y que, desde Jalisco, se convirtió en el principal batallón naranja.
UNA VEZ que se autodescartó de buscar la Presidencia de la República, Alfaro puso como prioridad conducir su propia sucesión y asegurar la continuidad de alguien de su equipo, como pinta para ser el senador Clemente Castañeda; o alguien que pueda ser más o menos externo, pero que garantice que no habrá sobresaltos, como el alcalde tapatío, Pablo Lemus, hoy por hoy el puntero en las encuestas.
DE LA DECISIÓN del bloque alfarista dependerá en buena medida el resultado de la cumbre de hoy en MC. Porque Dante Delgado podrá ser el dirigente del partido, pero los hilos de las principales estructuras no es él quien las trae.
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EN EL mismo país donde se estrenó un aeropuerto sin vuelos y se echó a andar una refinería que no refina, en Palacio Nacional se presentó ya la aerolínea que no tiene aviones. Ni pilotos. Tampoco tripulaciones. Y mucho menos sentido. Pero al menos ya tiene nombre: Mexicana.
LO QUE no tiene nombre es la obstinación presidencial por inventar lo que no se necesita. Si la idea es abaratar los vuelos, ¿por qué no apoyar a las aerolíneas nacionales ya existentes? O mejor aún: reducirles a los pasajeros el TUA que es carísimo. Vaya: simplemente con tener instalaciones dignas en el deplorable AICM sería suficiente. Pero, claro, eso no luce en las mañaneras.