QUIEN AYER se despidió del Consejo Universitario fue el rector Enrique Graue. Su despedida, sin duda, pudo haber sido de sólo dos palabras: “Misión cumplida”.

PORQUE al reconocido oftalmólogo le tocó lidiar, ni más ni menos, con el gobierno federal que más ha asediado en las últimas décadas a la UNAM y que, inclusive, le negó un incremento real al presupuesto que por ley le corresponde.

SIN IMPORTARLE que se trataba de su propia alma máter, el presidente Andrés Manuel López Obrador incluyó a la Universidad Nacional, sin justificación alguna, en su lista de odios mañaneros, acusando a la institución de haberse ¡derechizado! Si José Vasconcelos lo oyera, se volvía a morir.

PESE a todos los sinsabores y obstáculos, Enrique Graue dejará este año una UNAM que finalmente regresó a la lista de las 100 mejores universidades del mundo y que, pese a la estrechez presupuestal, logró incrementar en 34 mil el número de alumnos de la máxima casa de estudios.

VIENE ahora un momento complicado: el relevo en la Rectoría, teniendo como marco el acecho de la 4T. Ojalá que en su elección, los universitarios puedan cantar un nuevo ¡goooya! y no un ¡ayatooola!

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ALLÁ EN Hidalgo se destapó un asunto bastante preocupante: resulta que el presidente municipal de Pachuca, Sergio Baños Rubio, fue acusado por una mujer de violencia familiar equiparada. La denuncia habla no sólo de agresiones físicas, sino también verbales y psicológicas.

HASTA AHORA no se sabe el nombre de la persona que lo acusa, pero la Fiscalía de Hidalgo ya tomó cartas en el asunto y el alcalde se encuentra metido en un auténtico lío. Y se va a poner peor, pues se sabe que hay más mujeres que están dispuestas a denunciar situaciones similares con el ex priista.

HACE apenas un mes, el alcalde renunció al PRI y se declaró independiente, supuestamente en protesta por los abusos de “Alito” Moreno. Sin embargo, lo que se dice es que, en realidad, sólo busca disimular así su acercamiento con la 4T. Sabiendo que el fiscal es el implacable Santiago Nieto, Baños debería estar bastante preocupado.

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¡AH, CARAY! ¿Pues qué no se supone que el color oficial de Morena y de la 4T es el guinda? La pregunta viene al caso porque, al estilo del dispendio de las corcholatas presidenciales, en Guanajuato han comenzado a surgir anuncios espectaculares promoviendo al neomorenista Ricardo Sheffield.

PEEERO… casualmente esos anuncios ostentan los colores azul y blanco del PAN, el partido en el gobierno guanajuatense y en el cual militaba Sheffield antes de hacer su berrinche e irse a la 4T.

¿SERÁ que el ex panista siente añoranza por su viejo partido, será que sabe que en su tierra Morena nomás no rifa, o será que tendrá que denunciarse a sí mismo ante la Profeco por promocionarse como un panista pirata? ¿Qué será, será?

 

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