En el 2022 se hizo viral la última foto de Debanhi Escobar tomada a media noche por el taxista que la dejó en medio de una carretera de Nuevo León aparentemente desolada. Ahí se ve a la chica sola, desorientada y vulnerable. A los pocos días apareció muerta. En estos días se hizo viral un video de un brutal asesinato de una mujer en León, Guanajuato. A diferencia de Debanhi, Milagros caminaba con paso seguro y confiado en pleno amanecer rumbo a su trabajo cerca de su casa. En las imágenes se observa el jaloneo del asesino para quitarle la mochila que la víctima traía en la espalda. Ella intenta defenderse arrojándole el café que llevaba en la mano y el atacante la agrede con saña con un arma blanca y huye sin llevarse nada. La mujer muere a los pocos minutos.
En México, más de 3000 mujeres al año mueren de forma violenta. La media habla de 10 mujeres asesinadas al día desde 2018.
El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) emitió un informe sobre las estadísticas de feminicidios en México indicando 948 en 2022 y 68 en lo que va del 2023 hasta el mes de marzo.
La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, define la violencia feminicida como: la forma extrema de violencia de género contra las mujeres producto de la violación de sus derechos humanos, en los ámbitos público y privado, conformada por el conjunto de conductas que conllevan misoginia, impunidad, tolerancia social y del Estado y que pueden culminar con el homicidio y otras formas de muerte violenta de las mujeres.
La ciudadanía exige a las autoridades vivir con seguridad y que las mujeres puedan salir a la calle sin temor a sufrir un ataque violento y mucho menos ser asesinadas. Pero para combatir este tipo de violencia hay reconocer su origen. Cuando se habla de violencia contra las mujeres hay que considerar las características que influyen en el comportamiento de los agresores y la situación de vulnerabilidad en la que muchas mujeres se encuentran.
Distintas voces han clamado justicia y castigo como la del presidente Bukele de El Salvador quien se refirió al asesino como “rata asquerosa” o la senadora Lili Téllez que le llamó “maldito asesino”. Se pueden nombrar miles de calificativos, se puede seguir aumentando la pena del delito, pero hay factores que deben considerarse para poder eliminar la raíz que provoca este tipo de violencia y poder combatirla.
Para empezar hay que eliminar frases como “se lo buscó” ya que ninguna mujer espera ser atacada y sufrir un acto violento que atente contra su vida y sus derechos. Y frases como “así son los hombres” con lo cual se justifican o normalizan actos agresivos. Estamos inmersos en una sociedad y cultura en donde históricamente la “masculinidad” se expresa a través de actitudes y comportamientos violentos, dominantes, posesivos, controladores, traducidos en “hombría”. Si queremos eliminar esta violencia para hacer efectivo el “Ni una Más”, todas y todos tenemos que trabajar en una educación igualitaria en la que desde la infancia, niñas y niños se perciban con igualdad y respeto.
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