Llegaron dos vehículos blancos a la explanada del barrio de San Miguel, en Lagos de Moreno. Eran una pick up y una camioneta cerrada. Las dos de color blanco. Bajaron más de diez hombres armados. Varios testigos lo vieron: los hombres fueron directamente a las gradas donde se hallaban sentados cinco jóvenes.
No los interceptaron en la carretera, ni en las inmediaciones de la Feria. En las gradas quedó una mancha hemática.
Se sabe que los cinco muchachos, de entre 19 y 22 años, iban a reunirse ahí con otra persona -o tal vez con dos más-. Pasaba de la medianoche.
En esa explanada hay canchas deportivas. Es un sitio de reunión de familias y, sobre todo, de gente joven. Pero -en Lagos de Moreno todos lo saben- es también un punto de venta y distribución de droga, totalmente controlado por el Cártel Jalisco Nueva Generación.
De noche es frecuente ver jóvenes que vienen y van a bordo de motos.
El viernes 11 de agosto, los cinco muchachos de Lagos de Moreno fueron arrancados de ese sitio. Uno de ellos acababa de comunicarse con su familia para avisar que iba de regreso a casa. No volvió a llamar más.
El gobierno del emecista Enrique Alfaro no informó nada hasta el domingo, en que el caso comenzó a escalar. A pesar de la mancha hemática de las gradas (producto, según los testigos, de un disparo), y del hallazgo ese mismo día de uno de los autos en que iban los jóvenes (tenía también manchas hemáticas), todavía el lunes 14 la Secretaría de Seguridad de Jalisco sostuvo que, de momento, no podía presumirse que la desaparición hubiera sido parte de un hecho de violencia.
Hoy se sabe que sus captores llevaron a los jóvenes -Roberto, Uriel, Dante, Jaime y Diego- a una finca ubicada a minutos de distancia, en el barrio llamado La Orilla del Agua. Ahí se grabó más tarde el video del horror.
Comenzó ese video a circular en redes sociales la misma noche del lunes. Horas más tarde fue encontrado un segundo vehículo en un tramo de la carretera Encarnación Díaz-Lagos de Moreno. Se estaba incendiando y en su interior había restos humanos. Las placas coincidieron con el número reportado por las familias.
Exactamente diez años atrás, en julio de 2013, seis jóvenes fueron privados de la libertad en Lagos de Moreno. El patrón fue exactamente el mismo.
Solo que en ese tiempo, en lugar de una guerra a muerte entre el Cártel Jalisco y el Cártel de Sinaloa, quienes tenían convertido a Lagos de Moreno en “el municipio del miedo” eran los Zetas.
Aquellos jóvenes tenían las mismas edades de los que desaparecieron en la explanada. Hallaron sus restos días más tarde en un predio llamado La Ley del Monte. Para que todo fuera peor, esos restos fueron entregados a los familiares, no en ataúdes, sino en pequeñas cajas de madera.
Lagos de Moreno vivía entonces en medio del más absoluto horror. En los Altos se reportaban cuatro o cinco desapariciones cada mes.
Hoy todo eso está de vuelta. Desde hace varios años, el Cártel de Sinaloa —con células bajo el mando de “El Mayo” Zambada, las cuales firman sus atrocidades con las siglas MZ, las mismas que se ven en el video de ejecución de los cinco muchachos—, pudo dominar la mayor parte de la región: Teocaltiche, Villa Hidalgo, Unión de San Antonio, San Juan de los Lagos, Lagos de Moreno.
Sin embargo, un grupo del Cártel Jalisco fue enviado desde Zacatecas a recuperar la zona, en donde operan también los Zetas, la Familia Michoacana y el Cártel de Santa Rosa.
Siete comisarios han desfilado en Lagos de Moreno en los últimos cuatro años. A principios de este año, los hijos de una comandante de la municipal fueron ejecutados dentro de su domicilio, a solo 30 minutos de que la funcionaria hubiera tomado parte en un enfrentamiento contra un grupo de sicarios. El mes pasado, las hermanas Rosa Olivia, Adriana y Marisela Saucedo desaparecieron sin dejar rastro. Apenas en abril asesinaron a un subdirector de la policía y a su escolta. Son frecuentes los bloqueos, el incendio de vehículos, los robos y los asesinatos en la carretera que va de Lagos de Moreno a Encarnación Díaz.
Y sin embargo, hoy el municipio del miedo ha alcanzado las cimas del horror. No se sabe aún por qué se los llevaron. Hay apenas algún indicio sobre las personas con quienes, al menos uno de ellos, estaba por reunirse. De lo que no existe duda alguna, según las autoridades, es de que las cosas pasaron en una zona que controla por completo el Cártel Jalisco. “Que el video esté ‘firmado’ con las siglas MZ tiene una razón de ser”, explican.
Lo que ya no tiene razón, lo que está cada día más lejos de la razón, es la locura homicida sin freno que arrasa los Altos. Son las risas, los chistes, las anécdotas, las canciones con que el presidente López Obrador reaccionó ayer, mientras el país se desmoronaba, partido hasta lo más profundo ante la tragedia de los cinco jóvenes laguenses.
Gsz